Cuidado con alegrarse antes de tiempo: el factor financiero sigue siendo desfavorable para los granos
La apreciación relativa del dólar estadounidense es una señal negativa para el mercado de commodities.
Muchos empresarios agrícolas están recalculando presupuestos de la campaña 2012/13 con los precios actuales de la soja. Pero faltan diez meses para la cosecha local de la oleaginosa y, en ese período, pueden pasar muchas cosas (tanto buenas como malas).
El precio de la soja volvió a la tapa de los diarios gracias a la seca estadounidense. Lo que aún no volvió es un marco financiero global favorable para las materias primas.
Veamos. Durante muchos años el factor monetario internacional fue un componente alcista esencial para “sostener” los precios de los granos. Pero este año eso cambió.
Desde mayo de 2012 el valor del dólar estadounidense versus el euro comenzó a subir a partir de la creciente pérdida de confianza que viene registrando la moneda comunitaria.
La cuestión es que los commodities (materias primas básicas), al estar denominados en dólares estadounidenses, tienden a registrar una evolución inversa al valor relativo del dólar. De esta manera, entre mayo y junio pasados los índices de commodities registraron una fuerte caída en línea con la apreciación del dólar.
Esa tendencia se revirtió en julio a partir de la estampida de precios experimentada por los granos en el mercado de Chicago (como los alimentos ahora también son energía gracias a los biocombustibles, esas alzas también contagiaron a los commodities energéticos).
Sin embargo, los metales preciosos –como el oro– o industriales –como el cobre– vienen registrando una clara tendencia bajista. Otros commodities, como el cacao o el algodón, no muestran señales de precios favorables.
El Baltic Dry Index (un índice que refleja la evolución del precio de los fletes marítimos de commodities a nivel global) tampoco está indicando una recuperación sustancial de la demanda de materias primas básicas.
Este fenómeno no tendría importancia alguna si viviésemos en un mundo gobernado por autoridades monetarias responsables. Pero el hecho es que, gracias a la súper emisión de dólares instrumentada a partir de 2008 por la Reserva Federal de EE.UU. (quantitative easing), existen muchísimos más dólares que bienes y servicios reales. Y esa brecha enorme es un catalizador gigantesco de la especulación financiera (que en el mercado de commodities agrícolas se expresa fundamentalmente a partir de la intervención de los hedge funds).
Por lo tanto, antes de comenzar a contar los billetes de una soja que aún no se sembró, sepamos que, más allá de las relaciones de oferta y demanda mundial de granos, las relaciones de precios de los commodities se expresan en un marco financiero que puede generar algunas sorpresas inesperadas.
Ezequiel Tambornini