El gobierno desmanteló las restricciones para exportar carne con el objetivo de generar divisas: pero ya es tarde
Los costos de no contar con una industria frigorÃfica sólida.
Las restricciones comerciales vigentes sobre el comercio exterior de cortes frescos bovinos están prácticamente desmanteladas ante la necesidad urgente de generar divisas por parte del gobierno nacional.
Sin embargo, la capacidad de respuesta de la industria frigorÃfica argentina (la que pudo sobrevivir a las consecuencias de la polÃtica intervencionista) es limitada a partir del elevado costo de la hacienda y de la mano de obra.
Además, en la actualidad el negocio ya no es tan atractivo por la caÃda del poder de compra del consumidor europeo.
Un ejemplo: en lo que va de agosto el precio promedio ponderado del lomo bovino fresco enviado a Alemania se encuentra en 14 u$s/kg (FOB). En agosto de 2011 ese producto se colocaba en Alemania a un precio promedio mensual de 15 u$s/kg.
La destrucción de buena parte de la industria cárnica exportadora (embajadora de una de las “marcas paÃs†más importantes de la Argentina) se instrumentó en un perÃodo en el cual la demanda mundial de proteÃnas rojas estaba en pleno auge.
Hoy esa demanda, si bien sigue vigente, tiene una menor intensidad y está implementando –especialmente en el caso de Alemania, principal comprador de lomos argentinos– estrictas regulaciones sanitarias cada vez más difÃciles de cumplir para una industria cuyo principal objetivo es sobrevivir a la espera de una recomposición del stock bovino local (algo que tardará varios años en ocurrir).
Una tonelada de soja argentina tiene actualmente un valor FOB del orden de 660 u$s/tonelada y tributa 230 u$s/tonelada en concepto de derechos de exportación.
En cambio, una tonelada de lomo fresco con destino a Alemania genera ingresos de divisas por 14.000 u$s/tonelada y tributa 2100 u$s/tonelada por retenciones.
En estos dÃas está claro que una industria frigorÃfica sólida hubiese sido el mejor negocio para todos. Y para todas.
Ezequiel Tambornini