Datos oficiales: la intervención oficial promovió la desindustrialización del sector cerealero
La teoría colisionó contra la realidad.
La teoría dice que, al implementar derechos de exportación y restricciones comerciales para evitar la salida de granos sin procesar, se fomenta la industrialización de las materias primas.
Pero datos oficiales muestran que la intervención del mercado cerealero, lejos de incentivar el desarrollo, en realidad promovió la desindustrialización del sector.
El nivel de procesamiento interno de trigo y maíz permanece estancado desde el año 2006 (sólo creció, en términos relativos, cuando se produjo una significativa restricción de la oferta por factores climáticos).
En trigo se industrializa alrededor del 40% de la oferta anual del cereal, mientras que en maíz esa cifra no supera el 20% (ver gráfico).
La razón de ese fenómeno no es ningún misterio: al no haber incentivos económicos para incrementar la producción de ambos cereales, no existen, por extensión, incentivos para aumentar la capacidad de procesamiento de los mismos.
En los últimos años buena parte del crecimiento de la oferta de cereales se trasladó hacia la producción de cebada y sorgo. Sin embargo, la capacidad interna de procesamiento de ambos productos no creció en línea con la oferta, lo que produjo –al analizar al sector cerealero en su conjunto– un crecimiento de las ventas de granos sin procesar.
Por ejemplo: en el año 2006 las malterías procesaron un 70% de la oferta anual de cebada. En 2011 ese porcentaje fue de apenas 31%. Y este año será mucho menor a partir del crecimiento de la oferta registrado en 2011/12 (ver gráfico).
La intervención oficial de los mercados de trigo y maíz lo que sí promovió fue una transferencia de recursos significativa desde el sector primario (productores) hacia el industrial (molinos harineros, industrias panificadoras y fábricas procesadoras de maíz y subproductos de maíz).
Ezequiel Tambornini