Los integrantes del directorio de la Reserva Federal de EE.UU. (Federal Open Market Committee) autorizaron una nueva emisión masiva de dólares para intentar estimular la actividad económica estadounidense.
La noticia, en términos estructurales, es favorable para el mercado de materias primas básicas (commodities), aunque también promoverá oscilaciones más bruscas de precios en perÃodos de tiempo más cortos.
Desde comienzos de 2012 el valor del dólar estadounidense versus el euro comenzó a subir a partir de la creciente pérdida de confianza que viene registrando la moneda comunitaria.
La cuestión es que los commodities, al estar denominados en dólares estadounidenses, tienden a registrar una evolución inversa al valor relativo del dólar. De esta manera, en el primer tramo de 2012 los Ãndices de commodities registraron una fuerte caÃda en lÃnea con la apreciación del dólar.
Esa tendencia –sequÃa histórica en EE.UU. mediante– se revirtió en julio a partir de la estampida de precios experimentada por los granos en el mercado de Chicago (como los alimentos ahora también son energÃa gracias a los biocombustibles, esas alzas también contagiaron a los commodities energéticos).
En agosto el valor relativo del dólar versus el euro comenzó a descender previendo que sucederÃa lo que ocurrió finalmente ayer: el anuncio, por parte de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), de una inyección de liquidez del orden de 85.000 millones de dólares mensuales por lo menos hasta fines de 2012.
El dólar estadounidense –la moneda de referencia a nivel global– desde comienzos de los años ‘70 no tiene respaldo en ningún activo fÃsico. Por ende, todo aumento de la oferta de dólares que no se corresponda con el crecimiento de la oferta de bienes y servicios de la economÃa real tiene un impacto directo en el valor relativo de los bienes básicos (es decir: los commodities).
La primera vez que la Fed decidió crear liquidez de manera masiva fue a fines de 2008 con el propósito –en el marco de otras muchas acciones– de salvar en ese entonces a la economÃa mundial de un colapso. Esa decisión generó una inflación enorme en commodities. La mala noticia es que también provocó (y seguirá provocando) un aumento de la volatilidad (es decir subas gigantescas de precios acompañadas de correcciones bajistas violentas).
En noviembre de 2010 la Fed instrumentó la segunda expansión monetaria de alcance masivo (denominada eufemÃsticamente Quantitative Easing o por sus siglas QE2) por un total de 600.000 millones de dólares. Ese plan, que finalizó en junio de 2011, generó un recrudecimiento de la inflación global en dólares.
Ahora llegó el turno del QE3. Carpe diem.
Ezequiel Tambornini