Amigos son los amigos: las terminales automotrices emprendieron una campaña para desarticular el programa de corte de gasoil con biodiesel
Los motivos que están detrás del lobby de Adefa.
Los representantes de las terminales automotrices están llevando adelante una agresiva campaña para desarticular el programa local de corte de gasoil con biodiesel para poder vender sin inconvenientes autos de alta gama a un sector minoritario de la población argentina.
La Secretaría de Energía –organismo controlado por el ministro de Planificación Julio de Vido– determinó un corte de biodiesel con gasoil del 8%, 9% y 10% para abril, mayo y junio de 2013.
La cuestión es las compañías que integran la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) homologaron, para el otorgamiento de garantías, la norma EN 590 de la Unión Europea, la cual establece una mezcla máxima del 7,0% de biodiesel con gasoil.
De esa manera, si el gasoil local pasa a tener un corte con biodiesel superior al 8%, las filiales locales de las compañías automotrices internacionales pueden registrar inconvenientes para comercializar los modelos gasoleros de alta gama entre el público de mayor poder adquisitivo.
Por tal motivo, en las últimas semanas lobbistas de Adefa están recorriendo despachos oficiales para intentar desarticular el programa de corte de gasoil con biodiesel. El hecho es que un sector del gobierno nacional –integrado por Débora Giorgi, Guillermo Moreno y Axel Kicillof– está cada vez más alineado con los planteos de Adefa.
Las importaciones de gasoil están consumiendo una cantidad creciente de divisas. El dato es que buena parte de esa sangría de dólares puede sustituirse con biodiesel elaborado a partir de aceite de soja (un producto local elaborado con insumos y trabajo argentino).
La paradoja es que el biodiesel de producción nacional es menos competitivo que el gasoil importado porque, según lo establecido por la Dirección de Análisis de Fiscalización Especializada de la Afip, el biodiesel está gravado con un 41% de impuestos específicos que gravan al gasoil elaborado en el país, mientras que el gasoil importado no está gravado con tales impuestos.
Estudios científicos demuestran que es factible elevar el corte local de biodiesel con gasoil al 20% (medida clave para evitar salida de divisas y contribuir a sostener la sustentabilidad de la industria nacional de biomcombustibles ante el cierre del mercado europeo). Sin embargo, tal posibilidad difícilmente llegue a concretarse a partir del lobby emprendido por Adefa.
En la Argentina, la industria automotriz, además de ser poco competitiva, genera un déficit de divisas que es similar al superávit generado por las exportaciones de todo el sector de alimentos y bebidas. Se trata de una industria que sólo es viable por una súper-protección arancelaria (tiene, para empezar, un derecho de importación del 35%, entre otras restricciones).
Resumiendo: en los hechos la posibilidad de que un grupo de empresas pueda vender sin problemas automóviles carísimos al sector más rico de la población es más importante que el cuidado del balance cambiario y de miles de puestos de trabajo que están en una situación comprometida. Una metáfora que muestra que la política económica argentina actual, lejos de estar definida por cuestiones estratégicas, se encuentra moldeada por los grupos de interés con mayor poder de influencia.
Ezequiel Tambornini