Alerta sanitaria: por el uso indiscriminado de ivermectina los parásitos resistentes ya están presentes en todas las regiones ganaderas
Un problema grave con escasa difusión.
Se han publicado toneladas de trabajos y artÃculos sobre malezas tolerantes a glifosato. El dato es que en casi todas las empresas ganaderas argentinas existe un problema igual de grave pero con muy poca prensa. Se trata de la resistencia a drogas antiparasitarias.
En 2005 INTA y FAO publicaron el resultado final de un estudio (“Evaluación de la resistencia a los antihelmÃnticos en rumiantesâ€) realizado en 85 establecimientos ganaderos localizados en diez provincias argentinas, en el cual se encontró resistencia a ivermectina en el 55% de los establecimientos muestreados. El documento también informó la detección de resistencia en niveles del 7% y 10% para levamisoles y bencimidazoles respectivamente.
“Desde ese momento el problema siguió creciendo y actualmente en mi experiencia personal prácticamente no encuentro campo ganadero que no presente resistencia a antiparasitarios; hoy la rareza –para mÖ es encontrar un campo en la Pampa Húmeda que no presente resistencia algunaâ€, comenta el médico veterinario especializado en parasitologÃa Miguel MejÃa en un artÃculo publicado en la edición de mayo de la Revista CREA
Los parasitólogos coinciden: la causa de la resistencia está mayoritariamente explicada por el uso indiscriminado, excesivo e inadecuado de antiparasitarios. Precisamente, existe una relación directamente proporcional entre el mayor consumo de ivermectina y la mayor resistencia a ese producto con respecto a otros antiparasitarios.
“Muchas de las prácticas inadecuadas se generaron a partir del concepto de riesgo cero, en el marco del cual se realizaron programas masivos de aplicaciones cada treinta dÃasâ€, explica MejÃa. “El uso de drogas sin respetar las indicaciones de las mismas, en dosis inadecuadas, además de la práctica común de combatir la garrapata con ivermectina, también han contribuido de manera importante a la aparición y diseminación de la resistencia a nematodes†añade.
Los parásitos resistentes, si bien probablemente se originaron en sistemas ganaderos del NEA, con el tiempo fueron importados por empresas ganaderas de la región pampeana que compraban terneros provenientes del norte del paÃs. Asà fue como los parásitos resistentes comenzaron a colonizar prácticamente todas las zonas ganaderas argentinas.
A pesar de la gravedad del problema, no existe ningún programa público o privado orientado a controlar la difusión y los desastres –tanto biológicos como económicos– generados por los parásitos resistentes. El tema está en manos de la voluntad de los médicos veterinarios y la conciencia de los empresarios ganaderos.
“Los parasitólogos entienden que la única manera de controlar el problema es realizar un monitoreo integral de manera permanente, asà como en agricultura se hace lo mismo con los cultivosâ€, señala MejÃa.
El protocolo de trabajo recomendado consiste en realizar un conteo de huevos de nematodes (HPG) cada treinta dÃas, realizar cultivo de larvas para detectar cómo se conforma la población de los mismos, prescribir un tratamiento en función del perfil de los parásitos detectados y volver a efectuar un HPG post-tratamiento para evaluar la efectividad del mismo. Todo esto en el marco del análisis epidemiológico del riesgo parasitológico de la tropa, del potrero y de los tratamientos realizados y a realizarse.
“Los tratamientos requieren ser formulados sólo a partir de los géneros parasitarios detectados en el establecimiento, con las drogas y las dosis adecuadas y en el momento adecuado, porque de lo contrario, si se desparasita a ciegas, puede agravarse la situación de resistenciaâ€, comenta el médico veterinario. “En la actualidad es indispensable usar las drogas de manera rotativa y realizar aplicaciones sólo cuando es estrictamente necesario; para eso es necesario que los empresarios no se guÃen a ojo sino a través del criterio de un profesionalâ€, agrega MejÃa.
“Una de las causas por las que no se suele tomar conciencia es que la mayor parte de las pérdidas generadas por los parásitos son subclÃnicas, es decir, no se pueden percibir a simple vista. Muchos comienzan a preocuparse cuando ven muertes o sÃntomas evidentes en los animales, pero esa es sólo la punta del iceberg, porque la mayor parte de las pérdidas corresponden a una reducción de engorde que es previa a la aparición de sÃntomasâ€, explica el profesional.
Investigadores del Laboratorio de ParasitologÃa de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (localizada en Tandil) están desarrollando una herramienta biológica para intentar solucionar el problema generado por el abuso de un instrumento quÃmico.
“Estamos realizando, por el momento en etapa experimental, reemplazo de poblaciones resistentes de parásitos por poblaciones de parásitos probadamente sensibles a los antiparasitariosâ€, indica el jefe del Laboratorio de ParasitologÃa César Fiel.
“El objetivo es aprovechar la salida del verano –momento en el cual los parásitos son menos abundantes– para sembrar en los campos cepas sensibles que reemplacen a aquellas resistentes, de manera tal que, cuando los animales de recrÃa reciclen la parasitosis, las poblaciones de las primeras terminen preponderando sobre las segundasâ€, añade.
El ensayo comenzó este año en un campo localizado en la zona bonaerense de OlavarrÃa. El procedimiento consiste en inocular los parásitos sensibles a terneros de destete (la inoculación se hace aplicando en la boca de los terneros las larvas de parásitos sensibles, los cuales son producidos, en condiciones de laboratorio, en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro). “Los primeros resultados de este ensayo los tendremos en la próxima primaveraâ€, indica Fiel.