Fanatismo versus Educación: el activismo anti-fumigación está desfinanciando a muchas escuelas agrotécnicas
Un fenómeno creciente.
En diferentes regiones productivas el activismo anti-fumigación está interrumpiendo programas de estudio y generando problemas económicos a muchas escuelas agrotécnicas.
El Instituto Agrotécnico “Padre Domingo Viera†de Alta Gracia (Córdoba) alquila a la UBA un campo de 180 hectáreas que quedó comprendido, a fines del año pasado, en la zona de exclusión de 1500 metros instrumentada a partir del pedido de un grupo de vecinos.
La escuela agrotécnica, que se dedica a la formación de adolescentes de familias pobres en situación de vulnerabilidad social, inicialmente habÃa quedado exceptuada de la medida. Pero la insistencia de los activistas hizo que finalmente también se bloqueara la posibilidad de emplear agroquÃmicos en ámbitos educativos.
“De las 120 hectáreas agrÃcolas del campo sólo pudimos sembrar 40 y las estamos perdiendo al no poder realizar controlesâ€, comenta Pablo Mazzini, presidente de la Fundación Effetá (de la cual depende la escuela) y jefe de la Agencia de Extensión Rural RÃo Tercero del INTA.
“TenÃamos el campo 100% sembrado con agricultura de precisión para que los alumnos egresen como Técnicos en Producción Agropecuaria con la especialidad en TecnologÃa Satelital y Agricultura de Precisión, preparados para el manejo e implementación de maquinaria agrÃcola de puntaâ€, explica.
“Pero ahora todo eso se perdió: tenemos dificultades para que los alumnos sigan con su plan de estudio, que está orientado a generar técnicos muy demandados en el sector agrÃcola, y además corremos el riesgo de perder el campo alquilado, porque al no poder sembrarlo no tenemos cómo pagar el alquilerâ€, apunta Mazzini.
La escuela agrotécnica de Alta Gracia cuenta actualmente con 240 alumnos, de los cuales 120 están becados y los restantes abonan una cuota mensual de 150 pesos.
“En su momento realizamos charlas con los mejores especialistas agronómicos y de toxicologÃa para explicar cómo se trabaja responsablemente en el tema. Pero el grupo de vecinos que está en contra de los agroquÃmicos nunca estuvo dispuesto a escuchar razones. Ahora nos han generado un daño académico y económico que pone en riesgo una escuela que permite formar a jóvenes provenientes de familias sin recursosâ€, apunta Mazzini.
En la localidad cordobesa de Melo –a diferencia de lo que ocurre en Alta Gracia– no existe una ordenanza municipal que establezca un área de exclusión total de aplicación de agroquÃmicos. En tal caso rige lo determinado por la Ley de AgroquÃmicos de Córdoba (9164), la cual prohÃbe aplicaciones terrestres, dentro de un radio de 500 metros a partir del lÃmite de las plantas urbanas de municipios y comunas, de productos de las clases toxicológicas I y II; sólo pueden aplicarse dentro de dicho radio productos de uso agropecuario de las clases III y IV (banda verde).
La escuela agrotécnica IPEA Nª 237 de Melo alquila una chacra de seis hectáreas, lindante con el establecimiento educativo, para realizar prácticas agronómicas y generar buena parte del maÃz necesario para alimentar a las aves y lechones presentes en la escuela.
El año pasado un grupo de activistas comenzó a solicitar que se interrumpiesen las fumigaciones en el campo alquilado por la escuela (que se encuentra cercano al pueblo). Este año las autoridades del IPEA Nª 237 decidieron interrumpir las prácticas agronómicas que se venÃan llevando adelante para evitar que las protestas –cada vez más intensas– generen un conflicto social grave.
“Si bien la legislación vigente nos ampara y contamos con las garantÃas técnicas de las buenas prácticas agrÃcolas, preferimos evitar las aplicaciones para no exponer a la escuelaâ€, explica Adrián Giordano, director de la IPEA N° 237 de Melo.
“Perdimos la producción de maÃz y estamos teniendo problemas para poder afrontar el alquiler del campo, además de no disponer de maÃz suficiente para alimentar a los animales que producimos en la escuelaâ€, añade.
Las autoridades de la escuela en estos dÃas están solicitando donaciones particulares para poder salir adelante. “Comenzamos a buscar un campo pequeño retirado del pueblo, pero no es fácil conseguirloâ€, apunta Giordano.
Foto: alumnos del Instituto Agrotécnico “Padre Domingo Viera†de Alta Gracia