Mendoza: la cosecha mecánica de uvas llegó para quedarse
Se extiende ante la dificultad para encontrar personal.
La cosecha mecánica de uvas para vinificación es un fenómeno instalado en la mayor parte de las naciones elaboradoras de vinos. Pero en el mercado argentino ese proceso es aún incipiente.
De todas maneras, el uso en el paÃs de cosechadoras mecánicas autopropulsadas –equipos que provienen principalmente de Francia– viene creciendo año tras año.
“Este año coseché con máquina por primera vez. Lo hice en una finca en la que estaba teniendo problemas conseguir trabajadores para la cosechaâ€,comenta el integrantes del CREA Aconcagua Andrés Méndez Casariego. “TenÃa prejuicios con respecto a la calidad de la operación realizada por una cosechadora, pero al observar el resultado esos prejuicios desaparecieron: quedé sorprendidoâ€, añade en un artÃculo publicado en la última edición de la Revista CREA.
La implementación de equipos mecánicos en el mundo se instrumentó, más que por una cuestión de costos, por una necesidad imperiosa generada por la dificultad para conseguir personas dispuestas a realizar tareas que requieran intensos esfuerzos fÃsicos.
En las fincas mendocinas esa cuestión también se está tornando en un problema recurrente. Las dificultades para encontrar personal y los problemas de ausentismo vienen siendo cada vez mayores (partidas que no se entregan en los plazos convenidos, tiempo muertos de camioneros, producciones que se estropean por no haber sido levantadas en el perÃodo adecuado y un largo etcétera). Muchos empresarios han descubierto que el problema no se soluciona con jornales más elevados. Se trata de un cambio cultural: las nuevas generaciones consideran que un trabajo de esas caracterÃsticas no puede ser considerado un trabajo.
“Algunos enólogos indican que la calidad de las uvas cosechadas mecánicamente es inferior a la de la cosecha manual. Pero con la escasez de gente dispuesta a trabajar en las fincas esa discusión tiene cada año menos sentidoâ€, apunta Facundo Yazlli del CREA Las Barrancas.
En Mendoza está surgiendo una figura que es completamente habitual en la región pampeana: la del contratista de cosecha. Uno de ellos es Guillermo Fourcade (integrante del CREA Aconcagua). “Contamos con un equipo francés que está diseñado especÃficamente para cosechar uvas finas (que se emplean para elaborar vinos de mejor calidad). Tiene un sistema que elimina la mayor parte de los residuos verdes, tales como raquis y hojas, para recolectar sólo las uvasâ€, comenta Fourcade.
La cosechadora va “montada†sobre el espaldero sobre el cual se sitúa la vid y, con una suerte de “brazos†en forma de U que se intercalan entre sÃ, sacude a la planta para promover la caÃda de las uvas sobre una cinta transportadora, la cual lleva las uvas hacia un depósito localizado en el sector superior de la máquina. Una vez colmado dicho depósito, se procede a descargar las uvas en un camión. Sólo en necesario hacer un “repaso†manual de las uvas que la máquina no alcanza a cosechar en las cabeceras de los espalderos (para lo cual se requiere a un solo trabajador).
“Hace cinco años que me dedico a brindar servicios de cosecha y puedo decir que los empresarios que hacen uso de las máquinas no vuelven para atrásâ€, explica Fourcade. “Una cosechadora hace el trabajo, dependiendo de la uva por cosechar, de entre 60 y 100 personas. Puede implementarse un régimen de trabajo de 24 horas seguidas y además permite obtener una cosecha mucho más limpia en un tiempo muchÃsimo menorâ€, añade.
El principal problema que conspira contra el desarrollo de la actividad es la dificultad que se está registrando para conseguir –con agilidad suficiente– repuestos para las cosechadoras de uvas presentes en el paÃs (las cuales se estima que serÃan unas 35, mientras que en las fincas chilenas se estima que la cantidad de equipos serÃa tres veces superior).
Además de un menor costo, la cosecha mecánica de uvas contribuye a eficientizar buena parte de los procesos de vinificación realizados por las bodegas. “Una cosechadora bien regulada puede realizar una cosecha con bajos niveles de residuos y eso, en algunas situaciones, permite que la uva, una vez recibida en la bodega, pase directamente a fermentación sin necesidad de hacer una limpieza previaâ€, señala Mario Carbonero del CREA Valle de Uyata.
Otro factor crucial –al tratarse de un fruto tan delicado– es el tiempo de recibo de la uva en la bodega. “Con la cosecha mecánica la uva llega muy rápidamente a la bodega y eso favorece a la calidad del proceso del vinificación. El año pasado cosechamos mecánicamente unas 100 hectáreas y este año fueron 130â€, comenta Mariano Dorado, agrónomo de la Bodega Escorihuela Gascón.