El déficit energético superó los 4200 millones de dólares: la suerte de la economía argentina depende cada vez más de una buena cosecha
Datos oficiales del Indec.
La economía argentina, lejos de fortalecerse en la última década por medio de la diversificación de la matriz exportadora, se debilitó con tanto ímpetu que la suerte de todos los sectores productivos depende de lograr (o no) una buena cosecha.
Es decir: el relato de la importancia de la industria de sustitución de importaciones funciona siempre y cuando el campo aporte los dólares necesarios.
En los primeros siete meses de 2013 las importaciones de combustibles y energía requirieron 7481 millones de dólares contra exportaciones por 3240 millones, según datos oficiales del Indec.
Es decir: el saldo energético en lo que va del presente año registró un déficit histórico de 4241 millones de dólares.
En enero-julio de 2012 el saldo energético había registrado un déficit de 2227 millones de dólares. O sea que en apenas un año se duplicó la cantidad de dólares necesarios para abastecernos normalmente de recursos energéticos.
Para una nación como la Argentina –sin crédito internacional ni receptor de grandes inversiones– un agujero de 4241 millones de dólares no es poca cosa: se trata de una suma equivalente a los dólares generados en lo que va de 2013 por las exportaciones de carnes, lácteos, trigo, harina de trigo, aceite de girasol, frutas frescas, miel, lana sucia y fibra de algodón.
El encargado de pagar buena parte de la cuenta energética fue el campo argentino: en los primeros siete meses de este año –siempre según datos del Indec– el sector agroexportador generó 13.505 millones de dólares versus 11.730 millones en el mismo período de 2012 (es decir: este año aportó 1775 millones de dólares adicionales para cubrir el bache energético).
El otro aportante fue el sector automotriz: en enero-julio de 2013 las exportaciones de vehículos livianos y pesados fueron de 5236 millones de dólares contra 3929 millones en el mismo período de 2012. Pero ese aporte irá reduciéndose a medida que la progresiva devaluación del real brasileño recorte la competitividad de las colocaciones argentinas de automóviles en el vecino país (primera señal: esta semana la filial de Volkswagen suspendió por 10 días a 270 trabajadores).
Además, el aporte del sector automotriz sólo es posible gracias a los dólares generados por el campo, dado que el sector consume muchos más dólares de los que produce (sólo en el primer trimestre de 2013, según datos del BCRA, registró un déficit cambiario de 1341 millones de dólares).