Cuenta regresiva para implementar un Plan B: en 2014 será inviable exportar biodiesel al mercado europeo
Se trata del primer cliente del biocombustible argentino.
El año que viene será prácticamente imposible seguir exportando biodiesel argentino a la Unión Europea. El problema es que, a pesar de los crecientes obstáculos presentes para colocar el biocombustible en la UE-27, el mercado comunitario sigue siendo hasta la fecha el principal destino de exportación del producto elaborado en base a aceite de soja.
Este año la Comisión Europea inició dos investigaciones contra el biodiesel importado de Argentina e Indonesia: una por supuesto dumping y otra por subsidios.
La primera es la que más avanzada se encuentra: este año se aplicaron derechos anti-dumping provisionales contra el biodiesel argentino que pueden llegar a los 104,9 euros por tonelada y variar entre 6,8% y 10,6%. “Está previsto que a finales de noviembre de este año se termine la investigación, sea levantando las medidas o aplicando derechos definitivos de hasta cinco años de duración, con posibilidad de renovación”, indica un informe publicado por el Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (Inai).
En el caso de los supuestos subsidios, la industria de la UE-27 sostiene que el diferencial arancelario entre la materia prima (aceite de soja) y el producto final (biodiesel) consiste en un subsidio que favorece la elaboración de este último. “El pasado 10 de agosto venció el plazo para aplicar medidas provisionales, pero no hubo novedades al respecto, lo que es positivo, pero no obsta que al final de la investigación, que se espera para principios de diciembre próximo, se apliquen dichas medidas”, señala el informe.
Además, a partir de enero de 2014 la UE-27 excluirá de su Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) a ciertos países que aumentaron su nivel de desarrollo, entre los que se encuentran Argentina, Brasil y Uruguay. “Al perder este beneficio, los productos exportados a la UE dejarán de ingresar con ventajas arancelarias y deberán abonar el arancel de importación pleno. En el caso del biodiesel, que actualmente tributa el 0%, se deberá pagar el 6,5%”, explica el informe del Inai.
Pero eso no es todo. El gobierno de España activó el procedimiento de asignación de las cuotas de producción de biodiesel para 2014 y 2015. Entre las 42 plantas seleccionadas por el Ministerio de Industria español para cubrir sus objetivos obligatorios de consumo de biodiesel en esos ejercicios, más de la mitad corresponden a empresas españolas, mientras que no hay ninguna ubicada en Argentina e Indonesia. “De esta forma, arguyendo tecnicismos legales, se veda el ingreso a ese mercado, que para la Argentina representó el 55% de las exportaciones en 2012”, expresa el documento.
“Finalmente, existe una propuesta de la Comisión Europea consistente en aplicar un límite a los biocombustibles convencionales en niveles de 5,5% de la energía utilizada en el transporte (actualmente puede llegar al 10%) para 2020. Esta medida, actualmente en discusión en el seno del Parlamento Europeo, propone poner un techo a los biocombustibles que llaman de primera generación –que es donde entraría el biodiesel a base de soja, entre otros– con el objetivo de potenciar a los llamados biocombustibles de segunda generación –como los provenientes de algas–. En este aspecto es necesario resaltar que la potencialidad que presentan estos últimos para suplantar a los convencionales producidos en base a aceites y granos es todavía muy lejana”, añade.
En el presente escenario sólo es posible instrumentar dos salidas. La más viable es aumentar el uso interno del biodiesel (actualmente el corte de biodiesel con gasoil se ubica en torno a un 7%).
“La Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) ha llevado a cabo exitosos ensayos con mezclas de 10% y 20% de biodiesel en motores de amplia difusión en nuestro país, conjuntamente con prestigiosos técnicos e instituciones del ámbito automotor, demostrando la factibilidad técnica del uso de mezclas superiores al 10% en transporte en general y maquinaria pesada. Por otro lado, la gran mayoría de los fabricantes de motores agrícolas de los EE.UU. aceptan mezclas de hasta el 20% de biodiesel en sus combustibles. Adicionalmente, el Programa Genren, impulsado por el gobierno nacional, genera condiciones favorables para utilizar biodiesel en las turbinas de generación eléctrica”, comenta el informe de Inai.
La otra alternativa es volver a ingresar al mercado estadounidense. Actualmente la industria argentina de biodiesel, luego de realizar gestiones al respecto desde 2012, se encuentra esperando autorización de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA por sus siglas en inglés) para que el biocombustible argentino pueda obtener los “créditos ambientales” (RINs) requeridos en EE.UU. para mezclar el biodiesel con el gasoil.
La capacidad instalada de producción de biodiesel en la Argentina se encuentra en torno a 4,1 millones de toneladas anuales (se estima que actualmente el uso de esa capacidad se ubica en apenas un 40%). En 2012 un 40% del aceite crudo de soja que se produjo en Argentina fue transformado en biodiesel (ya sea para ser exportado o para ser consumido internamente).