El problema del biodiesel argentino comenzó con YPF: ahora la petrolera estatal es parte de la solución
Las causas del bloque comercial europeo.
No tiene sentido perder energÃas en algo que no tiene retorno: el biodiesel argentino quedó afuera del mercado europeo. Lo fundamental es entender cómo se llegó a esa situación y –más importante aún– qué podemos hacer para evitar que el daño se magnifique.
Todo comenzó en mayo de 2012 cuando los legisladores oficialistas (Frente para la Victoria + aliados) junto con sus pares de la UCR, Frente Amplio Progresista y Coalición CÃvica aprobaron un proyecto –elaborado por el kirchnerismo– que dispuso la expropiación del 51% de las acciones de YPF en manos de la compañÃa española Repsol (que aún no cobró la indemnización correspondiente).
Los funcionarios kirchneristas que autorizaron la expropiación de YPF pensaron que la compañÃa serÃa una nueva fuente de recursos frescos. Pero se equivocaron: la ahora empresa petrolera estatal consumÃa mucho más dólares de los que generaba. Más que una solución terminó siendo un lastre.
HabÃa entonces que buscar muletas para YPF. La primera medida tomada en ese sentido fue intervenir el mercado de biodiesel para abaratar el costo de producción local de gasoil vÃa subsidios indirectos proveniente del sector agroindustrial. Los ideólogos de esa movida se focalizaron tanto en los números de YPF que ni siquiera vieron que la intervención se llevaba puesto a todas las Pymes regionales elaboradoras de biodiesel.
La segunda muleta consistió en autorizar la importación de gasoil libre de la carga del 41% de impuestos especÃficos, los cuales, si bien no se pagan al traer el combustible, se trasladan al precio final pagado por los consumidores (lo que maximiza de manera descomunal la renta de las petroleras pero agrava la brutal sangrÃa de divisas que está registrando la economÃa local).
En tales circunstancias, aunque parezca paradójico, es mucho más conveniente para las petroleras importar gasoil que incrementar el uso interno de biodiesel producido en el paÃs para conservar la cada vez menor reserva local de divisas.
Mientras los responsables de la polÃtica económica hacÃan lo imposible por mejorar los números de YPF –más allá del impacto negativo que tales decisiones tuviesen en otros sectores productivos– en Europa comenzaba a gestarse el bloqueo comercial que se efectivizará de manera definitiva hacia fines de este año.
Luego de la expropiación de YPF las autoridades del gobierno español juraron venganza. Durante el año pasado hicieron varios intentos para devolver el golpe. Pero todos resultaron fallidos. Finalmente este año consiguieron el apoyo del gobierno central europeo para bloquear el ingreso de biodiesel argentino (dando curso a un histórico reclamo de los fabricantes de biodiesel europeos, los cuales, si bien son ultra ineficientes, surgieron a partir de incentivos oficiales comunitarios).
Cuando el misil europeo partió con destino al mercado argentino, los representantes de la industria local de biodiesel advirtieron que habÃa que emprender –con urgencia– una polÃtica destinada a maximizar el uso interno del biocombustible. TenÃamos la ventaja de tener el diagnóstico por anticipado y podÃamos amortiguar el impacto de la enfermedad. Pero nadie los escuchó.
De hecho, en lugar de incrementar el uso interno de biodiesel, el gobierno lo redujo para alinearse con el reclamo de las filiales locales de compañÃas automotrices internacionales (que son deficitarias seriales de divisas).
La contracara del desastre ocurrido en el biodiesel es el empuje enorme que está registrando la industria local del etanol. La diferencia entre ambas realidades es que en el primer caso hubo muchas personas –con intereses contrapuestos producto de visiones diferentes– metiendo mano en el marco regulatorio del sector, mientras que en el etanol existe un solo actor (la SecretarÃa de EnergÃa) cumpliendo ese rol.
Si en la Argentina hubiese un equipo económico profesional trabajando de manera coordinada, estarÃa más que claro que la industria del biodiesel es parte de la solución del problema. Y no un problema más entre todos los problemas que tenemos.
Ezequiel Tambornini