El mejor momento para hacer las canalizaciones en la Cuenca del Salado fue durante la última gran seca bonaerense: ahora ya es tarde
Daniel Scioli gobierna la provincia desde diciembre de 2007.
Enero de 2011. La entonces ministra de Infraestructura, Cristina Álvarez Rodríguez, indicaba que “las acciones que se instrumentarán permitirán dar una solución de fondo a la problemática de las inundaciones” al anunciar el inicio de las obras de la tercera etapa de la canalización del río Salado en el marco del denominado Plan Maestro. “El saneamiento del Salado es una cuestión central para la gestión del gobernador Daniel Scioli”, aseguraba la ministra.
Septiembre de 2014. Las obras de la tercera etapa de la canalización del río Salado aún no fueron finalizadas. Ni siquiera se licitaron las correspondientes a la cuarta etapa del plan. Y buena parte de la regiones productivas de la Cuenca del Salado están inundadas o anegadas.
“Desde mi óptica, como hidrogeólogo, no tengo dudas que si hubo un momento indicado para encarar el Plan Maestro y los trabajos de canalizaciones implícitos, ese momento fue el de la sequía que sufrió toda buena parte de la provincia de Buenos Aires desde 2007 hasta 2010”, indicó Jorge Mugni.
“Ese período resultaba el más indicado básicamente por dos motivos. Uno operativo: las retroexcavadoras podían trabajar no sólo en los bajos sino ¡hasta en las en las lagunas!, las cuales habían quedado sin agua por la extrema seca. El otro motivo es económico, ya que los costos de obra hubiesen resultado mínimos comparándolos con períodos de lluvias regulares y ni que hablar de lo que resultarían en condiciones como las actuales”, explicó el hidrogeólogo.
La sequía que por entonces se extendió sobre una extensa área llevó a que la profundidad del agua subterránea se ubicara a varios metros (en algunos casos a más de seis metros). Fue habitual, durante ese período, observar secas las lagunas ubicadas a la vera de la Ruta Nacional Nº 5.
“En 2009, durante el ápice de la sequía, resultó increíble ver totalmente secas, en Bragado, a la Laguna Municipal y a la Laguna de Bragado con una superficie de 8 y 4 kilómetros cuadrados respectivamente”, indicó Mugni.
“Sería importante comprender, para decidir el mejor momento de iniciar los trabajos de canalización, que el recurso hídrico superficial y subterráneo conforman una totalidad en donde la relación estímulo-respuesta es más que evidente. Por ello, la disminución en las precipitaciones se traducirá en profundización de la napa y la ausencia total de lluvias en meses lo hará en sequía”, explicó el hidrogeólogo.
“La estrategia que humildemente planteo no es otra que aprovechar el impacto económico negativo, por no decir devastador, de la sequía, para compensarlo mediante la realización de las canalizaciones necesarias, que operarán en épocas como las actuales, disminuyendo los estragos económicos y sociales que las inundaciones provocan”, concluyó.