Pollos con deflación de precios por saturación de oferta en el mercado interno: la única salida es recortar producción
Panorama complicado para la cadena avícola con un maíz a precio regalado.
Las empresas avícolas argentinas están vendiendo niveles récord de carne de pollo en el mercado interno. Gozan del maíz más barato del mundo (menos de 100 u$s/tonelada puesto en Rosario versus 160 u$s/tonelada puesto en el puerto uruguayo de Nueva Palmira). No tienen –a diferencia de la carne bovina– restricción alguna para realizar exportaciones. Pero, paradójicamente, están en problemas.
Las exportaciones se cayeron a pedazos a causa del retraso del tipo de cambio combinado con menores colocaciones realizadas en el marco del acuerdo “petróleo por alimentos” gestionado por los gobiernos de Argentina y Venezuela.
La faena avícola –producto del maíz regalado– siguió creciendo, de manera tal que, ante la baja abrupta de la demanda externa, el mercado local se saturó de carne aviar. El resultado: los precios mayoristas del pollo cayeron en el último año. Y buena parte de esa caída fue capturada por los supermercados.
El último dato informado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca indica que en abril de este año el consumo aparente de carne aviar registró un récord histórico promedio de 45,2 kg/persona/año. Con un consumo de carne bovina –la preferida por los argentinos– que se mantiene en 60,1 kg/persona/año, está claro que el pollo no tiene más margen para seguir creciendo en el mercado local.
En la actual coyuntura la única solución para la cadena de valor avícola es recortar producción para intentar que los precios de los pollos en el mercado interno regresen a un nivel adecuado para los sobrevivientes.
Un año atrás dos grandes industrias avícolas (Fepasa y Rasic Hermanos) redujeron el nivel de actividad para luego gestionar un concurso preventivo de acreedores. Esta semana –según indicó Clarín– cerró el frigorífico avícola Pividori localizado en el norte de Santa Fe (dejando sin trabajo a unas 170 personas).