Relocalización forzosa de utilidades disfrazadas de “inversionesâ€: el origen de la furia del CEO de Agco
Comentarios sorprendentes de Martin Richenhagen.
Los periodistas que cubrieron el evento no lo podÃan creer: una conferencia de prensa de un capo mundial de la maquinaria agrÃcola, que prometÃa tan anodina como cualquier otra del sector, terminó siendo la gran nota del dÃa.
El alemán Martin Richenhagen, CEO global de Agco de visita para inaugurar una nueva unidad ensambladora de cosechadoras en la Argentina, dijo ayer que las reglas económicas vigentes en el paÃs son propias de «un régimen socialista, comunistaâ€. También argumentó que las retenciones agrÃcolas son “estúpidasâ€.
Se trata de comentarios habituales en el ámbito empresarial. Pero que no es frecuente –para nada– escuchar en lugares públicos. Muchos menos en una conferencia de prensa. La razón detrás del miedo la van a descubrir los empleados de la filial local Agco cuando tengan que tramitar DJAI para ingresar piezas y equipos importados (buena suerte con eso).
El sentimiento de Richenhagen es compartido por todos los CEO, directores y gerentes financieros de todas las grandes compañÃas que operan en territorio argentino (sean tanto de capitales locales como extranjeros; para el caso da lo mismo).
La cuestión central que explica la furia del alemán –y del resto de los miles que no se animan a expresarla– es que en la Argentina rige una restricción de facto (no instrumentada legalmente) para girar divisas al exterior. Esa polÃtica, implementada desde 2012, se habÃa flexibilizado en 2013 y 2014. Pero en lo que va del presente año 2015 se aplicó un bloqueo prácticamente total.
En ese contexto los empresarios tienen dos alternativas. Uno: quedarse a ver cómo se evaporan sus utilidades al dejarlas en pesos que se deprecian a un ritmo del 27% anual. Dos: colocarlas en cualquier activo dolarizado para evitar que su capital se licúe con la inflación. Asà es como en los últimos años las empresas viven anunciando inversiones que en realidad son relocalización de utilidades atrapadas en el territorio argentino.
Cuando Richenhagen habla de “régimen socialista, comunistaâ€, se está refiriendo a la imposibilidad de disponer libremente del dinero de la compañÃa que administra (dinero que, al momento de ingresar al paÃs, lo hizo en el marco de una economÃa de mercado que luego fue desmantelada por la gestión cristinista).
El jefe de Gabinete AnÃbal Fernández dijo hoy que “no nos puede hacer mella el pensamiento de un funcionario extranjero (sic) que quiere llevarse sus gananciasâ€. Efectivamente: quiere, como cualquier empresario, poder disponer de sus ganancias como mejor le parece. Pero en el régimen vigente en el territorio argentino eso no es posible (buen argumento de marketing para salir a buscar inversiones genuinas al exterior; las otras inversiones seguirán llegando a paladas).
En el mundo civilizado obligar al sector privado a conservar sus reservas de capital en una determinada moneda que, casualmente, se deprecia a un ritmo fenomenal, es considerado un acto barbárico. Por ese motivo la Argentina ocupa el puesto 169 en el ranking mundial de libertad económica detrás de la República del Congo.
Ezequiel Tambornini