Peor que chorro es ser choto: qué inversiones agropecuarias se pueden llevar a cabo con nueve millones de dólares
Tres ejemplos prácticos.
La detención del ex secretario de Obras Públicas kirchnerista José Francisco López con unos 9,0 millones de dólares húmedos –probablemente desenterrados– en efectivo evidencia una falta de capacidad notable para manejar grandes sumas de dinero.
Cualquier delincuente con unas pocas neuronas operativas sabe que la mejor manera de proteger el dinero mal habido es reintroducirlo en el sistema económico por medio de la creación de empresas reales que generen una gran cantidad de empleos.
Pero apropiarse de toneladas de dólares y euros para guardarlos en una bóveda, construir mansiones que nadie usa, comprar vehículos de lujo que acumulan polvo y construir hoteles fantasma, es la mejor manera de atraer la atención de jueces federales (que no tengan, claro, gustos caros), vivir paranoico y estar expuesto a hacer alguna macana en un momento de debilidad (como salir a hacer alguna donación importante a la madrugada).
La cuestión es que con una suma de 9,0 millones de dólares –probablemente un vuelto cuando se termine de contabilizar la extracción de recursos del ejército de ocupación kirchnerista– sería posible, al menos en el ámbito agropecuario, hacer muchas cosas para poner a producir el dinero.
Uno. Sería posible sembrar 9045 hectáreas del doble cultivo trigo/soja de segunda pagando un arrendamiento de 350 u$s/ha y otros 30 u$s/ha al agrónomo en concepto de gestión del negocio. En caso de sembrar soja de primera o maíz temprano, sería factible producir en el ciclo 2016/17 –con los mismos supuestos– un área de 12.300 y 11.250 hectáreas respectivamente.
Dos. Adquirir 18.000 terneros de 180 kilos y engordarlos hasta los 350 kilogramos en el marco de contratos de pastoreo valorizados mensualmente en 6,0 kilogramos de novillo por cabeza.
Tres. Asociarse con tamberos –muchos de los cuales la están pasando realmente mal– para capitalizarlos. Con una suma de 9,0 millones de dólares sería factible adquirir unas 6100 vacas Holando.
Por supuesto. Se trata sólo de situaciones hipotéticas porque estamos hablando de dinero de todos que debió haberse empleado para obras públicas. Pero el doble aspecto nauseabundo del hecho, además del acto de corrupción, es la falta de confianza en todo y todos que lleva a una persona a intentar ocultar un recurso que podría estar generando trabajo. Una persona que se transformó –lamentablemente– en el emblema de una década.
Ezequiel Tambornini