Subsidio para ricos: el déficit turístico acumula más de 5600 M/u$s para superar en un 10% al vigente en 2015
Datos oficiales de los primeros ocho meses del año.
La progresiva apreciación del tipo de cambio, en una nación con una matriz agroindustrial exportadora, termina promoviendo un proceso insólito de redistribución de la riqueza que va desde las capas sociales más bajas hacia la punta de la pirámide social.
En agosto de este año se registraron salidas de divisas por 671 y 144 M/u$s en concepto de los rubros “turismo y viajes” y “pasajes de buques, aeronaves y medios de transporte terrestre” respectivamente, mientras que el ingreso de divisas por esos mismos conceptos fue de apenas 127 y 2 M/u$s, según los últimos datos del Mercado Único y Libre de Cambios publicados por el Banco Central (BCRA). Es decir: en agosto pasado se registró un déficit turístico de 686 M/u$s.
Los datos del Indec confirman ese despilfarro de recursos: en agosto pasado ingresaron por los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque 189.200 turistas extranjeros (+1,8% que en el mismo mes de 2015), mientras que salieron al exterior 283.000 argentinos (+5,7).
El dato es que en los primeros ocho meses de 2016 el déficit turístico acumuló 5615 millones de dólares versus 5123 M/u$s en el mismo período del año pasado.
La política macroeconómica instrumentada por el equipo macrista no logró –o no quiso– resolver la apreciación del tipo de cambio real que venía de arrastre del último tramo del (des) gobierno kirchnerista. El resultado: los argentinos con mayores ingresos siguen aprovechando el dólar barato para viajar a otras naciones del mundo al tiempo que para los turistas extranjeros seguimos siendo un destino caro (a pesar de los extraordinarios activos turísticos culturales y naturales presentes en territorio argentino).
El turismo receptivo es un factor clave para desarrollar la cadena de valor de la agroindustria argentina, porque los visitantes extranjeros, además de aportar divisas, luego se convierten en embajadores de productos argentinos (como las clásicas empanadas). Pero es casi imposible desarrollar esa actividad con un tipo de cambio real sobrevaluado.
El Tipo de Cambio Real Multilateral de la Argentina –que mide la competitividad cambiaria– sigue en niveles muy lejanos a los presentes en el período 2002/2008, en el cual las exportaciones agroindustriales registraron un dinamismo extraordinario.