Como en la mejor época de fines de los 90: el déficit cambiario del sector turÃstico registró en enero una suba del 61%
Respecto del mismo mes del año pasado
La progresiva apreciación del tipo de cambio sigue operando como un subsidio turÃstico indirecto que impulsa a los argentinos con mayor poder adquisitivo a viajar al exterior.
En enero pasado se registraron salidas de divisas por 1309 y 124 M/u$s en concepto de los rubros “turismo y viajes†y “servicios de transporte de pasajeros†respectivamente, mientras que el ingreso de divisas por esos mismos conceptos fue de apenas 166 y 1,0 M/u$s, según los últimos datos del Mercado Único y Libre de Cambios publicados por el Banco Central (BCRA).
Es decir: el mes pasado la balanza cambiaria del sector turÃstico registró un déficit de 1266 M/u$s, una cifra 61% superior al déficit de enero de 2016 (783 M/u$s). El año 2016 habÃa cerrado con déficit turÃstico cambiario acumulado récord de 8539 M/u$s. Y al ritmo actual en 2017 seguramente se superará esa cifra.
Una década atrás, en el año 2006, la balanza cambiaria del sector turÃstico era superavitaria en 1086 M/u$s gracias a un Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) óptimo para redireccionar recursos hacia la economÃa interna.
Al 14 de febrero pasado el TCRM, medido por el BCRA, se encontraba en un nivel de 86,4. Se trata de una cifra inferior a la vigente un año atrás (99,3), pero similar a la de la misma fecha de dos años atrás (86,7). El 14 de febrero de 2006 era de 165,3.
La polÃtica macroeconómica instrumentada por el equipo macrista no logró –o no quiso– resolver la apreciación del tipo de cambio real que venÃa de arrastre del último tramo del (des) gobierno kirchnerista. El resultado: los argentinos con mayores ingresos siguen aprovechando el dólar barato para viajar a otras naciones del mundo al tiempo que para los turistas extranjeros seguimos siendo un destino caro (a pesar de los extraordinarios activos turÃsticos culturales y naturales presentes en territorio argentino).
El turismo receptivo es un factor clave para desarrollar la cadena de valor de la agroindustria argentina, porque los visitantes extranjeros, además de aportar divisas, luego se convierten en embajadores de productos argentinos (como las clásicas empanadas). Pero es casi imposible desarrollar esa actividad con un tipo de cambio real sobrevaluado.