La recolección manual de uvas dejó de ser viable en el mercado argentino: es mucho más barata la cosecha mecanizada
Ya sea total o parcial.
La cosecha manual de uvas dejó de ser viable en el mercado argentino: la recolección total o parcialmente mecanizada es ahora mucho más económica.
El costo por hectárea de la recolección de uvas criollas (destinadas a la elaboración de vinos comunes) con cosechadoras mecánicas autopropulsadas es de casi 14.100 $/ha para un rinde de 150 qq/ha, según valores de referencia calculados por un estudio de la Asociación de Cooperativas VitivinÃcolas Argentinas (Acovi). Se trata de un valor 14% y 10% inferior al de la cosecha manual y asistida con bins.
En el caso de las uvas finas (vinos varietales) con rindes de 120 qq/ha, el costo de la cosecha mecanizada es prácticamente equivalente al de la recolección con bins (unos 13.400 $/ha versus 13.200 $ha), mientras que para rindes de 80 qq/ha la cosecha con bins es la alternativa mas conveniente con un costo de casi 10.000 $/ha versus alrededor de 12.600 $/ha con la utilización de cosechadoras.
El sistema de cosecha tradicional consiste en lo siguiente: un trabajador se dirige al parral con una caja, las cual completa con racimos y luego, con la caja cargada al hombre (que pesa unos 20 kilos), camina hacia un camión para descargar. Recibe una ficha –equivalente a un determinado dinero– y camina nuevamente hacia el parral. Ese proceso, además de ser lento, fatiga a las personas rápidamente (especialmente a medida que se van alejando del camión).
Con el sistema de cosecha grupal en bins (tachos con una capacidad de 300 a 350 kilos) se distribuyen diferentes equipos de trabajo por hileras, los cuales, a medida que van recolectando los racimos, los van colocados dentro de los bins hasta completarlos para luego trasladarse hacia el siguiente sector que cuenta con un nuevo bin para ser llenado.
Los bins son colocados estratégicamente en la finca por medio de los tractores y, una vez completados, son retirados por tractores para colocarlos dentro del camión o bien volcar el contenido dentro del mismo (dependiendo de la preferencia de cada bodega receptora). El sistema, además de requerir menor personal, implica un menor desgaste fÃsico para el trabajador.
Las cosechadoras mecánicas sólo pueden emplearse en espalderos construidos con determinadas caracterÃsticas. La cosechadora atraviesa el espaldero sobre el cual se sitúa la vid y, con una suerte de “brazos†en forma de U que se intercalan entre sÃ, sacude a la planta para promover la caÃda de las uvas sobre una cinta transportadora, la cual lleva las uvas hacia un depósito localizado en el sector superior de la máquina. Una vez colmado dicho depósito, se procede a descargar las uvas en un camión. Sólo en necesario hacer un “repaso†de las uvas que la máquina no alcanza a cosechar en las cabeceras de los espalderos (para lo cual se requiere a un solo trabajador).
La implementación de equipos mecánicos –tanto en la Argentina como en el resto de las naciones vitivinÃcolas– se instrumentó, más que por una cuestión de costos, por una necesidad imperiosa generada por la dificultad para conseguir personas dispuestas a realizar tareas que requieran intensos esfuerzos fÃsicos (trabajos que, al dejar de ser considerados dignos, cuentan con cada vez menos personas dispuestas a realizarlos sin importar cuánto sea la paga realizada).
En los últimos años en Mendoza está surgiendo una figura que es completamente habitual en la región pampeana: la del contratista de cosecha. La mayor parte de las cosechadoras de uvas provienen de Francia; se trata de equipos diseñados para eliminar la mayor parte de los residuos verdes, tales como raquis y hojas, al momento de recolectar las uvas.