Merkel ratificó el deseo de Alemania de lograr un Tratado de Libre Comercio entre Europa y el Mercosur: la carne es el principal obstáculo
La canciller alemana realizó una visita oficial en la Argentina.
“Tenemos la posibilidad de concluir un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Y Alemania ratifica el deseo de alcanzar un rápido progreso en ese sentido”. Así lo indicó la canciller alemana, Ángela Merkel, durante una conferencia ofrecida en la ciudad de Buenos Aires junto a su par argentino Mauricio Macri.
“Nuestra experiencia en Alemania y la Unión Europea es que todos los acuerdos comerciales en curso con diferentes regiones del mundo siempre han generado más puestos de trabajo y, por lo tanto, más riqueza para las personas”, añadió Merkel, quien se encuentra de visita oficial en la Argentina.
La última reunión bilateral entre los equipos técnicos de ambas regiones se realizó del 30 de mayo al 3 de junio pasado en Buenos Aires, mientras que el próximo encuentro está programado del 3 al 7 de julio en Bruselas.
Las negociaciones están empantanadas ante la resistencia, por parte de los negociadores europeos, de otorgar un cupo de exportación de carne bovina, aviar y porcina libre de aranceles. Los técnicos del Mercosur –con mucho criterio– sostienen que, para poder lograr un acuerdo, debería extrapolarse, en función de la oferta disponible en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, la situación plasmada en el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá y la UE.
El TLC Canadá-UE, que está en proceso de aprobación final, contempla cuotas de 35.000 y 15.000 toneladas anuales de carne bovina fresca y congelada, respectivamente, las cuales se implementarán de manera progresiva en un plazo de cinco años, además de una cuota de 80.549 toneladas anuales de carne porcina fresca.
El primer acercamiento formal de propuestas –realizado en mayo de 2016– fue un fracaso porque los negociadores europeos no aceptaron incluir en el paquete de eliminación de aranceles a la carne bovina (uno de los principales productos de exportación del Mercosur).
Pero tres sucesos inesperados generaron un cambio en los ánimos negociadores de los representantes de la Unión Europea. El primero fue la salida de Gran Bretaña de la UE (que obligará a reformular el sistema de subsidios que reciben los productores comunitarios y las reglas comerciales de comercio exterior vigentes entre esa nación y la UE). El segundo factor fue la irrupción de un gobierno proteccionista en EE.UU. (Donald Trump decidió poner en el freezer las negociaciones con la UE orientadas a crear un megabloque comercial). Y el tercero fue el anuncio, por parte de Trump, de retirar a EE.UU. del Acuerdo de París (que atenta contra industrias europeas dedicadas a desarrollar infraestructura y equipos de energías limpias).
Si bien el lobby agropecuario europeo sigue haciendo todo el esfuerzo posible para boicotear un TLC con el Mercosur, los líderes comunitarios saben que, si no se presentan las condiciones necesarias para una mayor integración entre ambas regiones, es sólo una cuestión de tiempo que las corporaciones chinas avancen sobre diferentes cadenas de valor estratégicas en las naciones del Mercosur.