China sigue siendo una promesa para la economÃa argentina: el déficit comercial del primer semestre suma 2800 M/u$s
Una cifra similar a la registrada en 2016.
China sigue operando como una aspiradora de divisas de la economÃa argentina a pesar de tratarse de la primera potencia importadora de alimentos del mundo.
En el primer semestre de 2017 –según datos difundidos hoy por el Indec– las exportaciones argentinas de bienes a China sumaron 2356 millones de dólares (-3,2% que en el mismo perÃodo de 2016). El grueso de los envÃos realizados a la nación asiática está integrado por porotos de soja. Las importaciones argentinas de equipos, maquinaria, piezas y bienes de consumo provenientes de China fueron en enero-junio de este año de 5157 M/u$s (-2,9%).
La diferencia entre ambos –exportaciones menos importaciones– arrojó en el perÃodo un déficit comercial con la nación asiática de 2802 M/u$s. Se trata a una cifra similar a la registrada en el mismo lapso del año pasado: 2879 M/u$s.
Argentina viene registrando desde 2008 un déficit comercial profundo con China a partir del proceso primarizador de la economÃa instrumentado por el kirchnerismo, el cual promovió una sojización extrema de la matriz productiva y económica argentina.
Argentina, al no contar con una adecuada polÃtica de integración comercial con China, no puede aprovechar las oportunidades presentes en ese mercado, como sà puede hacer, por ejemplo, Chile al disponer de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la nación asiática.
Un solo dato: en el primer semestre Chile exportó 31.924 toneladas de cerezas a China por un valor FOB de 247 millones, según datos del último boletÃn frutÃcola de Odepa. Se trata de una cifra equivalente a las exportaciones argentinas de aceite de girasol realizadas en el mismo perÃodo a todos los destinos (237 M/u$s).
La mala noticia es que las máximas autoridades chinas condicionaron una mayor integración comercial entre ambas naciones a la habilitación de las obras de las represas santacruceñas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner (una herencia del régimen anterior). La cosmovisión china –a diferencia de la latina– no concibe que una polÃtica de Estado pueda cambiar con el gobierno de turno. Consideran que todo compromiso firmado debe ser asumido, a menos, claro, que se esté dispuesto a aceptar las consecuencias de no hacerlo.