Carlos Verna tiene razón sobre el empleo agropecuario: pero atrasa más de medio siglo
Declaraciones del gobernador de La Pampa.
“El campo da muy poco trabajo. La agricultura da muy poco trabajo. Que no me vengan a pintar que el campo es el gran generador de trabajo porque eso es una mentira”. Tales declaraciones fueron realizadas esta semana por el gobernador de La Pampa, Carlos Verna, durante un acto realizado en la ciudad de General Pico.
Verna tiene razón. Los últimos datos oficiales, correspondientes a junio pasado, indican que el sector agropecuario contaba entonces con 317.333 trabajadores registrados sobre un total nacional de 6.186.571. Es decir: apenas un 5% del total.
Pero el diseño de las estadísticas publicadas por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social fue elaborado –hace décadas– en función de las características propias de una sociedad de base industrial, mientras que en la actualidad vivimos en una sociedad del conocimiento.
La última edición de la Revista CREA está dedicada a los nuevos perfiles laborales que surgieron en los últimos años en el agro: monitoreador de cultivos, operador de drones, gestionador de agrodatos, interpretador de imágenes satelitales y consultor en gestión ambiental. Ninguno sería considerado como “empleo agropecuario” según la clasificación paleolítica de las estadísticas oficiales.
La clasificación estadística vigente (que incluye ítems como industria manufacturera, comercio, construcción, etcétea) tampoco considera el efecto multiplicador del empleo generado por diferentes bienes o servicios económicos en el marco de una cadena generadora de valor.
Entre los años 2002 y 2009 el empleo en el rubro frigorífico argentino creció a un promedio anual del 7,0%, mientras que entre 2010 y 2016 descendió a un promedio anual del 0,4% a causa de la liquidación masiva de vientres bovinos (y de empresas ganaderas) promovida por la destrucción del negocio exportador cárnico instrumentada por el kirchnerismo.
Además, si en la ecuación se incorporara el balance cambiario de cada sector económico, podría incluso decirse que muchos de los empleos generados por la industria automotriz, compañías de celulares y distribuidores de equipamiento tecnológico dependen de las divisas generadas por el campo (basta mirar este gráfico para entender todo).
Por todos estos motivos, si alguien tiene un cargo público (especialmente si se trata de un cargo en regiones de base agropecuaria) y, por alguna razón, decidiera decir que es mentira que el campo es un gran generador de trabajo, convendría, en lo posible, informarse antes de hablar. Porque podría estar a punto de pasar un papelón.
Ezequiel Tambornini