La lección estadounidense: cuidado con sembrar semilla de uso propio de mala calidad
Pautas por tener en cuenta para maximizar rindes
Este año, durante el período crítico de la soja en EE.UU., algunas zonas agrícolas experimentaron una restricción hídrica. Algunos pensaron entonces que la cosecha final iba a ser menor a la prevista inicialmente. Pero se equivocaron: el USDA prevé que la producción terminaría siendo de 120,5 millones de toneladas versus 117,2 millones en 2016/17.
“En EE.UU. la mayor parte de la semilla de soja utilizada cuenta con un poder germinativo y vigor óptimo, lo que le permite al cultivo resistir condiciones de estrés y expresar todo su potencial en situaciones adecuadas”, indicó María Victoria Francomano, directora técnica del laboratorio Francomano Picardi y consultora privada en calidad de semillas.
“Implantar un cultivo con semillas de alto vigor, buscando la obtención de un stand adecuado de plantas, es un factor fundamental para lograr que el potencial genético de un cultivar se exprese sin restricciones”, añadió María Victoria, quien recientemente organizó un viaje a EE.UU. con semilleros locales para evaluar in situ las condiciones de trabajo de sus pares en esa nación.
“En algunos casos los hongos patógenos presentes en la semilla pueden controlarse con curasemillas. Pero si el daño ambiental experimentado por la semilla es severo, el tratamiento con fungicidas no logrará mejorar la calidad de la misma a valores aceptables debido a que el ataque de patógenos tiene ya un daño ambiental subyacente”, explicó en un informe publicado por InfoCREA.
La calidad de semilla además puede ser perjudicada por daños por chinches y cosecha a velocidades excesivas, con piezas deficientes o bien con humedades inferiores a 12% (daño inmediato) o superior a 15% (daño potencial en almacenamiento).
“En la producción de semilla comercial existe un protocolo de calidad, con una serie de especificaciones complejas, que no es aplicado mayormente por los productores argentinos al momento de reservar semilla de uso propio”, apuntó María Victoria.
“Tampoco se tiene en cuenta que, cuando se guarda semilla dañada con destino a soja de primera, la pérdida de calidad es más lenta, mientras que, si el destino es soja de segunda, las mayores temperaturas estivales acelerarán el proceso de degradación”, alerta. “Eso mismo se aplica en términos regionales: en el norte del país el proceso de degradación suele ser mayor que en la zona pampeana, razón por la cual es necesario emplear tecnologías de enfriamiento en almacenaje”, añadió.
La especialista en calidad de semillas además dice que también debe tenerse en cuenta que el aumento de la densidad de siembra no es una decisión viable para intentar resolver un déficit de calidad de semilla. Y que una buena campaña agrícola comienza siempre sembrando semilla de alto vigor con la densidad óptima.
“Si la política de una empresa es emplear semilla de propia producción, antes de sembrar, con el tiempo suficiente, el productor debería realizar los test de germinación y de vigor que mejor se adecúen a su zona, además de llevar un registro de enfermedades de los lotes, de manera tal de realizar, en caso de ser posible, los tratamientos disponibles para maximizar el potencial de la semilla”, concluyó.
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