La carne cultivada no es carne: además necesita hormonas y antibióticos para poder ser elaborada
Del marketing a la realidad de los hechos.
“Hablan de carne sintética, pero en realidad se trata de células musculares; se apropian del término carne porque se trata de un alimento que es bien visto por muchos consumidoresâ€.
Asà lo indicó el investigador del INTA Balcarce, Enrique Pavan , en referencia a los alimentos elaborados con células de carne cultivadas que están siendo desarrollados por la empresa holandesa MosaMeat.
Pavan recordó que una hamburguesa, a diferencia de un bife, es un alimento procesado. Y que una hamburguesa elaborada en base a células musculares constituye un producto que, además de ser procesado, es artificial.
“El precio de este alimento artificial, si bien viene bajando, es mucho más caro que el de carne bovina natural. Además, habrá que ver cuál es la percepción de los consumidores cuando se enteren de las hormonas artificiales y antibióticos que son necesarios para poder elaborar una hamburguesa artificialâ€, alertó.
El investigador del INTA además dijo que la “carne cultivada†es tejido muscular al que le deben agregar grasa para darle sabor. “La carne natural tienen proporciones equilibradas de proteÃnas, grasa y mineralesâ€.
“El desafÃo que tenemos ante la alternativa de los alimentos artificiales es fortalecernos ofreciendo alimentos que sean accesibles, seguros y sustentablesâ€, afirmó.
La carne aporta minerales y vitaminas. Pero también aminoácidos esenciales como el Omega 3 o ácido linoleico conjugado (CLA). “El desafÃo es reducir las grasas saturadas saturadas (un elemento perjudicial para la salud) y el aumentar el resto de los componentes beneficiosos para la salud. Y eso lo podemos hacer a través de la selección, el manejo, la nutrición o eventualmente la biotecnologÃaâ€, aseguró el técnico del INTA.
Pavan dijo además para catalogar a un alimento como bajo en grasas se requiere que el mismo tenga un componente de ese factor inferior al 4%. “Muchos bifes magros tienen niveles inferiores a esa cifra y, por lo tanto, podrÃan ser catalogados como bajo en grasasâ€.
“En calidad de carne un aspecto importante es reducir la variación y para eso es necesario conocer las variaciones que tenemos. La dispersión de grasa intramuscular, por ejemplo, es bastante elevada. Conociendo las variaciones, podremos definir estrategias para reducirlasâ€, apuntó.
Pavan señaló que  una alternativa para comenzar a unificar criterios de calidad serÃa implementar un nuevo sistema de tipificación similar al vigente en Australia (Meat Standards Australia), el cual se instrumentó en base a un estudio de campo realizado con 100.000 consumidores de nueve naciones que probaron 700.000 cortes diferentes de carne bovina y ovina para determinar cuáles resultaban los más apetecibles. Luego correlacionaron las preferencias de los consumidores con las caracterÃsticas de las medias reses de las cuales proveÃan tales cortes para desarrollar un sistema que se emplea para premiar a los ganaderos que producen la hacienda más valorada por los consumidores. El sistema –que es voluntario– permite que los cortes derivados de esas medias reses lleven un sello de calidad normatizado.
En lo que respecta al impacto climático, Pavan indicó que la evaluación de la huella de carbono de la ganaderÃa deberÃa hacerse de manera integral, incluyendo todos los productos que se generan a partir de un novillo, tales como proteÃnas animales, cuero, sebo, huesos y sangre. “No es solo carne lo que se obtiene en ganaderÃaâ€, concluyó.