La olivicultura también quiere ser parte del gradualismo: un sector en el cual la suba de tarifas se aplicó sin anestesia
Un problema adicional para una zona que viene acumulando dificultades competitivas.
El ajuste de los valores de las tarifas eléctricos desestabilizó a las empresas olivÃcolas localizadas en la región CREA Valles Cordilleranos. Un solo ejemplo: una finca que en 2015 abonó una factura de electricidad de 1,60 millones de pesos, en 2016 y 2017 pasó a pagar 2,80 y 3,30 millones de pesos respectivamente. Y este año se prevén nuevos aumentos.
“Esos valores incluso corresponden a un menor consumo de energÃa debido a que, por los aumentos, se comenzó a regar con lo justoâ€, comenta Alan Fillmore, integrante de los grupos CREA OlivÃcola San Juan, Arauco y Huarpe.
“Buena parte del costo final de una factura eléctrica corresponde a impuestos, como, por ejemplo, el IVA del 27%, lo que implica que serÃa posible reducir el impacto del aumento modificando esa alÃcuotaâ€, añade.
En la actual campaña 2017/18 el rubro energÃa representa el 30% del costo total de una finca olivÃcola promedio, una proporción cinco puntos mayor a la registrada en 2016/17 y diez puntos más elevada que la del ciclo 2014/15, según un trabajo elaborado por el Ãrea de EconomÃa de CREA (ver gráfico).
La producción primaria de oliva tiene un componente de mano de obra relevante. Se puede separar la generación de empleo en dos etapas de la producción. La primera –el desarrollo del cultivo– donde, independientemente del nivel de producción, en términos absolutos no varÃan significativamente las jornadas de trabajo necesarias para llevar adelante el cultivo, representando, en un año promedio de producción sin inconvenientes climáticos (8000 kg/ha de aceituna para mesa y 10.000 kg/ha de aceituna para aceite), el 34% de la generación de empleo. En una segunda etapa –la cosecha– la cantidad de jornadas de trabajo necesarias representa el 66% restante; en ese caso, la mano de obra necesaria está fuertemente ligada a la productividad: a mayores rendimientos, mayor es la inversión requerida para recolectar el producto.
Se estima que argentina tiene 90.000 ha implantadas con olivos, de las cuales el 50% posee varietales destinados a la elaboración de aceite, el 30% a aceitunas de mesa (fruta) y el 20% restante tiene una combinación de ambas. La superficie implantada se sitúa mayormente en las provincias de La Rioja, Mendoza, San Juan y Catamarca, que en su conjunto explican el 91% del área dedicada al cultivo.