Once años después Adecoagro tendrá revancha para quedarse con SanCor: el control de daños hubiese sido mucho menor si se aceptaba la propuesta original
El problema de tomar decisiones con una mirada de corto plazo.
Once años después la compañía agroindustrial Adecoagro tendrá revancha para quedarse con la gestión de SanCor. Pero el control de daños habría sido significativamente menor si se hubiese aceptado la propuesta original.
El 10 de noviembre de 2006 las autoridades de SanCor informaron que habían firmado una carta de intención con Adecoagro para recibir 120 millones de dólares a cambio de ceder el 62,5% de una nueva sociedad que se haría cargo de la operación de la cooperativa láctea. Por entonces SanCor lideraba, junto con Mastellone Hnos (La Serenísima), el procesamiento de leche en el mercado argentino.
Desde ese momento la operación comenzó a enrareserse. Las noticias que hablaban de la “venta de Sancor a Soros” no ayudaban mucho en el marco de un gobierno populista. Tampoco el silencio de los negociadores de Adecoagro.
Finalmente, el directorio de SanCor –integrado entonces por Oscar Carreras e Italo Jorge Gastaldi– desistió de la oferta de capitalización realizada por Adecoagro para sumar una nueva deuda (al elevado nivel de compromisos financieros que ya tenía) con el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes). Pero lo que en su momento se anunció como un hecho histórico, terminó perjudicando aún más la situación de la cooperativa láctea argentina.
En el acuerdo firmado a fines de 2006 por SanCor con Bandes, la cooperativa, además del envío de partidas de leche en polvo a modo de pago de un crédito de 80 millones de dólares concedido por esa entidad bolivariana, se comprometía a abastecer con ese producto al gobierno venezolano. La cuestión es que el cobro de esas exportaciones no se efectuaba de manera directa, sino a través del fideicomiso “Néstor Kirchner”, el cual era gestionado discrecionalmente, en el marco del programa “petróleo por alimentos”, por funcionarios kirchneristas y bolivarianos (un menjunge de sobreprecios siderales que ningún fiscal ni juez se atrevió a investigar por el momento). Los recurrentes atrasos de tales pagos –o directamente interrupciones de los mismos– obligaron a SanCor a tomar créditos a tasas carísimas para cubrir los baches financieros.
El próximo 12 de abril –según adelantó el sitio EdairyNews– SanCor convocó a una asamblea para decidir (a esta altura un mero trámite) la transferencia a Adecoagro del 90% del capital de una nueva sociedad que comenzará a operar los principales activos de SanCor (los cuales no son las fábricas, sino la marca y la unidad logística). El 10% restante quedará en manos de la cooperativa (cuando once años atrás ese porcentaje era del 37,5%).
SanCor tampoco es lo que era once años atrás. Ahora el podio del procesamiento de leche en la Argentina lo ocupa Mastellone Hnos junto con la filial local de la canadiense de Saputo. SanCor –que en el último año y medio perdió a varias de las principales cooperativas lecheras de primer grado– pudo sobrevivir gracias a la leche transferida por otras industrias. Habrá que ver si muchos de los tamberos que debieron aceptar quitas nominales del 30% al 50%, en el marco de un Acuerdo Preventivo Extrajudicial con SanCor, regresan a la nueva empresa cuando ingrese la gestión de Adecoagro.
El hecho de haber cedido a las presiones políticas, gestionadas en su momento por el ex presidente Néstor Kirchner, perjudicaron no solamente a la cooperativa láctea, sino también a los tamberos que –ahora lamentándose– confiaron en ella para perder grandes cantidades de dinero. Y también al sector lechero en general, porque, con la retirada de SanCor registrada en el último año, los precios pagados por la leche no ajustaron todo lo que podrían haberlo hecho debido a la menor presión de demanda.
Ezequiel Tambornini