La buena noticia que no fue: el problema de las inundaciones en el norte de la provincia de Buenos Aires no está resuelto aún
Nuestra pampa ondulada se caracteriza por tener pendientes de mayores gradientes en las laderas que en los cauces de los arroyos. Esto hace que, cuando llueve con cierta intensidad, el agua que escurre por lo campos lo haga con mayor velocidad que la que lleva el cauce del rÃo por el cual fluyen y se produzcan las consabidas inundaciones.
Si a ese hecho natural le sumamos el enmalezamiento y desarrollo de especies arbóreas –como el acacio negro– en las orillas y el arrastre de basura no degradable que va taponando y retrasando el escurrimiento, el resultado es letal: ante una lluvia moderada o fuerte se desbordan los arroyos inundando las poblaciones rivereñas.
La gobernadora de Buenos Aires, MarÃa Eugenia Vidal, tomó cartas en el asunto y licitó rápidamente la limpieza y saneamiento de los cauces de los arroyos Pergamino, Salto y Arrecifes. La obra se hizo rápido y realmente muy bien. Limpiaron, desmontaron y nivelaron las orillas de los cauces, dejaron caminos para hacer el mantenimiento futuro y profundizaron y adecuaron los cauces.
Pero el diablo metió la cola y licitaron las obras por tramos. Empezaron aguas arriba, en las ciudades, donde se concentra la mayor parte de la población en la región, y contrariamente a toda lógica fueron avanzando aguas abajo. A la desembocadura nunca llegaron. Y ahora, que está lloviendo copiosa (e innecesariamente) en la zona, vemos las aguas fluyendo ligerito hacia el RÃo Paraná, pero –en ese trayecto– estancándose e inundando una vasta zona de Baradero y San Pedro.
Resultado: se gastó mucha plata de los bonaerenses en una obra que, si no se concluye inmediatamente, habrá sido en vano, porque si el escurrimiento sigue restringido en la desembocadura, las aguas corriendo lentamente irán depositando sus sedimentos en muchos campos productivos y toda la obra habrá sido plata tirada.
Pero esa sumatoria de desaciertos no culmina ahÃ: existe además un proyecto para construir una represa aguas arriba de Pergamino para limitar el curso de agua del arroyo homónimo a valores que no produzcan daños en las riberas de la ciudad, aun sabiendo que la mayor inundación que sufrió esta ciudad fue provocada por otro cauce de agua.
Parece que seguiremos malgastando dinero de los bonaerenses en obras inútiles: seguiremos tratando de desagotar la bañadera con una cucharita en lugar de destapar el caño de desagote.
Roberto Campi. Empresario agropecuario de Pergamino