Argentina necesita otro 25 de Mayo para volver a ser un paÃs
Doscientos ocho años atrás un grupo de hombres se animaron a cambiar para comenzar edificar las bases de una economÃa basada en el libre comercio. Algunos decÃan que no se podÃa. Que era mejor seguir con el monopolio virtual de España, que en realidad no era tal en los hechos, pues buena parte de la economÃa se sustentaba en el contrabando tolerado por las autoridades.
Otros, en cambio, creÃan que no tenÃa sentido seguir viviendo en esa mentira. Además sabÃan que, si se implementaba la libertad comercial, no sólo se incrementarÃan las posibilidades de generar riqueza, sino que además se habilitarÃa, en algún momento, el ingreso de capitales para promover el desarrollo económico local.
Hoy nos encontramos, increÃblemente, con un dilema similar. Pero la diferencia reside en el hecho de que aparentemente no existe una masa crÃtica de personas con poder de decisión capaces de animarse a cambiar. La mayor parte cree que vivir en una economÃa cerrada es la única alternativa posible a pesar de la avalancha de evidencias que indican que ese camino sólo promueve un empobrecimiento progresivo y sistemático tanto cultural como económico.
Si la solución, cuando aparece un problema macroeconómico, es subir la carga impositiva a los sectores más competitivos, entonces no hay solución ni la habrá nunca.
Los revolucionarios de Mayo hoy estarÃan planificando cómo crear riqueza a través de la integración económica con las naciones lÃderes del mundo, las cuales ya no están en Europa, sino en Asia. DeberÃan luchar ya no contra los realistas, sino contra todos los oportunistas locales que se benefician de vivir en un coto cerrado armado para hacer negocios espurios con el Estado y expoliar a la población interna.
Reducir el gasto público en el marco de un Estado sobredimensionado es necesario para darle oxÃgeno suficiente al sector privado. Pero algo asà sin un plan de crecimiento sostenible es como lanzarse al vacÃo.
Argentina tiene todo lo que se necesita para poder llegar ser una nación próspera en el actual escenario mundial. Alimentos. Biomasa. EnergÃa. Litio. Profesionales. Una sociedad conformada por personas de diferentes culturas y orÃgenes que conviven en paz. Tiene todo. Menos una clase dirigente convencida de que es posible cambiar.
Ezequiel Tambornini