Manual de instrucciones para el ministro de Hacienda: cinco consejos para hacerle la vida imposible a los empresarios agroindustriales
Cualquier parecido con la realidad de los hechos es pura coincidencia.
Estimado ministro de Hacienda. El sector agroindustrial es la base de la economÃa argentina, pero, lamentablemente, está en su mayor parte integrado por personas que viven lamentándose por todo. Si va a aplicarle un nuevo mazazo tributario al agro, debe saber que lo más recomendables es hacerlo de la manera más intrincada posible, de manera tal que pierdan tanto tiempo en analizar qué es lo que está sucediendo para que, cuando finalmente comprendan, apenas tengan fuerzas para quejarse. Aquà van algunos consejos prácticos.
1 Implemente un régimen de derechos de exportación con una alÃcuota variable en función de la evolución del tipo de cambio. Y determine que el nuevo impuesto puede abonarse hasta quince dÃas después del embarque. Como las exportaciones de productos agroindustriales deben registrarse detallando el mes especÃfico en el cual se embarcará la mercaderÃa, eso obligará a las personas que operan en los mercados de futuros agrÃcolas (forwards y Matba) a romperse la cabeza para calcular la alÃcuota de la retención en función del dólar futuro Rofex del mes correspondiente. Lo más práctico hubiese sido aplicar una alÃcuota fija sobre el valor FOB. Pero no se las haga fácil. Que sufran.
2. Establezca dos categorÃas: alÃcuotas 3 y 4 pesos por cada dólar FOB exportado. DÃgale a algún subalterno que busque todas las posiciones arancelarias correspondientes a productos agrÃcolas para incluir a las mismas en el régimen de 4×1. Probablemente incluya a las legumbres, hortalizas y frutas, productos que están bastante lejos de ser commodities agrÃcolas y que, como se exportan clasificados, seleccionados y embolsados o empacados, terminen pagando la retención no sólo por el producto en sà mismo, sino por todos esos conceptos adicionales. No importa. El problema es de ellos por meterse a producir especialidades en lugar de quedarse piolas con los cultivos tradicionales que generan más recursos fiscales.
3. Tarde varios dÃas en informar cuál será el tipo de cambio de referencia que se empleará para liquidar el derecho de exportación. Mantenga la expectativa.
4. En el caso de los productos del complejo sojero –poroto, aceite y harina– haga las cosas más complicadas aún: implemente una retención fija del 18%, que deberá pagarse dentro de los cinco dÃas hábiles contados desde el registro de la operación, para luego sumarle el adicional del 4×1 que deberá liquidarse en función del tipo de cambio del momento del embarque. Este remixado realmente le complicará la vida a los encargados de calcular precios futuros para diseñar gestiones comerciales y estrategias de coberturas de precios.
5. Implemente el nuevo impuesto cuando el trigo y la cebada se encuentren ya sembradas (no queremos que sea acusado de alterar la sostenibilidad), pero –tome nota– haga el anuncio antes de la siembra de maÃz, de manera tal que los empresarios agrÃcolas tengan la oportunidad de volver a sojizar la Argentina para incrementar la oferta del cultivo que le generará la mayor cantidad de recursos para solventar las funciones del Estado, dado que todo lo demás –queda claro– no importa.
Ezequiel Tambornini