La venta de bioinsumos creció 70% en Brasil: pero aún sigue siendo un alternativa marginal para el control de plagas y enfermedades agrÃcolas
El año pasado versus 2017.
La producción de productos biológicos para control de plagas y enfermedades agrÃcolas creció más del 70% en el último año en Brasil al facturar en 2018 un total de 464,5 millones de reales (unos 120 millones de dólares al tipo de cambio actual) versus 262,4 millones en 2017, según datos de la Asociación Brasileña de las Empresas de Control Biológico (ABCBio) que representan alrededor del 70% del mercado nacional de bioinsumos.
“El crecimiento del mercado brasileño de bioinsumos crece en lÃnea con la tendencia mundial de reducción del uso de agroquÃmicos para combatir plagas y enfermedades. En un paÃs con alto Ãndice de insectos debido al clima tropical, el desafÃo de los productores es reducir la aplicación de agroquÃmicos, principal método de manejo de plagas del paÃs actualmente, pero también disminuir el costo de producción y los riesgos ambientales y sanitarios asociadosâ€, indica un artÃculo publicado esta semana por el Ministerio de Agricultura, GanaderÃa y Abastecimiento de Brasil.
Los bioinsumos –diseñados a partir de seres vivos, fundamentalmente microorganismos– se emplean como biofertilizantes, biorremediadores, bioestimulantes y biocontroladores, entre otros usos.
El manejo de control biológico es realizado hace más de diez años en el establecimiento Salgueiro da Serra, localizado en Buritis (Minas Gerais) y perteneciente al Grupo Agrosalgueiro de la familia brasileña Aoyagui (descendiente de japoneses).
“Con el control quÃmico no tenÃamos muchas posibilidades de reducir costos, porque cada año estábamos aumentando dosis o números de aplicaciones, mientras que con los insumos biológicos fue lo contrario: reducimos dosis y número de aplicacionesâ€, explicó Rogério Aoyagui.
El agrónomo indicó que, para reducir la incidencia enfermedades, el manejo biológico se transformó en una herramienta fundamental a través del uso de microorganismos probióticos. También emplean agentes promotores de nitrógeno y compuestos lÃquidos a base de residuos animales como fuente de nutrientes para el suelo.
“Actualmente logramos reducir y en algunos casos sustituir agroquÃmicos. Y, obviamente, alcanzamos la meta inicial de reducción de costos. Aumentó la productividad y se redujo la carga de quÃmicos. Estábamos un poco temerosos, pero el resultado fue muy interesanteâ€, apuntó Aoyagui.
“Es difÃcil aceptar el cambio y la ruptura de paradigmas que tienen técnicos, consultores, propietarios y empleados; ese fue uno de los mayores desafÃos. Puedo seguramente decir que el manejo biológico es un camino sin vuelta, una herramienta importantÃsima para la revolución agrÃcola del mundoâ€, añadió.
El seguimiento del impacto del uso de bioinsumos en el establecimiento fue realizado por investigadores de Embrapa (el equivalente al INTA en Brasil). “Nuestra meta es reducir al menos en un 50% el uso de agroquÃmicos. Ese es el gran sueñoâ€, aseguró Aoyagui.
Embrapa cuenta con unos 100 investigadores dedicados a desarrollar y validar el uso de bioinsumos agrÃcolas en diferentes regiones agrÃcolas brasileñas. “Muchos productos biológicos desarrollados por Embrapa se están comercializando en el mercado local. Todas las unidades están haciendo cosas nuevas; contamos con productos para el control de orugas, chinches nematodesâ€, comentó Rose Monerrat, directora del área de Recursos Genéticos y BiotecnologÃa de Embrapa.
Entre las investigaciones en marcha se incluye el trabajo realizado en Embrapa Amazonia Oriental, situada en Belém (Pará), donde investigadores están buscando controladores biológicos contra el fusarium que afecta a las plantaciones locales de pimienta, dado que no existe ningún producto quÃmicos habilitado para controlar la enfermedad en ese cultivo.
“Todas las enfermedades que afectan al açaà (fruto tropical), por ejemplo, no tienen un producto quÃmico registrado. Otros ejemplos son el cupuaçu (fruto a partir del cual se extrae un aceite que es empleado por la industria cosmética), los frutales nativos y la mandiocaâ€, explicó Alessandra Keiko de Embrapa Amazonia Oriental.
La ministra de Agricultura, GanaderÃa y Abastecimiento de Brasil, Tereza Cristina, proyecta que el mercado de bioinsumos tiene un potencial de crecimiento sostenido en el paÃs porque los mismos, lejos de ser usados solamente por productores orgánicos, están siendo empleados cada vez más por empresarios agrÃcolas tradicionales.
“Los productores brasileños en general y los de caña y de granos en particular vienen buscando muchos productos biológicos para el manejo fitosanitario de sus cultivos. Entonces, la tendencia es que los mismos crezcan aún más y para eso es importante que se perfeccione el proceso de aprobación en el Ministerio de Agricultura para asà permitir que esos productos no tóxicos estén a disposición de los agricultores brasileñosâ€, comentó Tereza Cristina.
Brasil tiene actualmente 256 productos de baja toxicidad registrados, entre los cuales se incluyen microbiológicos, feromonas y extractos vegetales. Sólo en el año 2018 se registraron 52 productos, la mayor cantidad anual desde 1991, cuando se liberó el primer producto biológico en el paÃs.
A pesar del crecimiento que vienen registrando los bioinsumos en Brasil, en 2018 los mismos apenas representaron un 2% de la facturación total del mercado de control de plagas. Para el profesor titular de EntomologÃa y AcarologÃa de la Escuela Superior de Agricultura, Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), José Roberto Parra, el gran problema en el paÃs es la existencia de una cultura de control quÃmico entre los productores.
“El problema de Brasil, básicamente, es cultural. Los productores dicen yo seguiré aplicando insecticidas porque mi padre aplicaba, mi abuelo aplicaba. Y lógicamente, como es de esperar, hay presión de quienes producen insecticidas Lógico, eso existe. Entonces es necesario cambiar esa cultura para que la gente utilice menos productos quÃmicosâ€, aseguró Parra.
Sin embargo, del total de 1137 plagas y enfermedades de interés agrÃcola registradas en Brasil, hasta el momento sólo 86 cuentan con alternativas de control biológico. “La disponibilidad del insumo biológico es fundamental, asà como la calidad. No sirve de nada hablar que tenemos control biológico si no ofrecimos opcionesâ€, resalta Parra.
La cuestión de la logÃstica y el almacenamiento de los microorganismos utilizados para combatir plagas y enfermedades constituye uno de los principales obstáculos para promover el crecimiento de la nueva tecnologÃa.
“Los productos tienen que permanecer a bajas temperaturas y eso es un gran problema para el control biológico. Los productos a base de virus son los más afectados, aunque depende mucho del tipo de formulación. Los elaborados a base de bacterias tienen una vida útil más larga, pero otros tienen un tiempo menorâ€, explicó Rose Monerrat (ver foto).
Otra de las dificultades que limitan la extensión del uso de bioinsumos en Brasil es la falta de investigaciones suficientes que validen el nivel de control logrado y la dificultad para aplicarlos en grandes superficies agrÃcolas.