El sector agropecuario también necesita una rebaja del IVA para evitar saldos técnicos irrecuperables
A propósito de la suspensión del IVA en alimentos básicos.
La distorsiones generadas por la reciente suspensión temporal del IVA a algunos productos de la canasta básica alimentaria son parte de la realidad del negocio agropecuario hace décadas.
Eso porque la aplicación de la tasa reducida de IVA del 10,5% en la mayorÃa de las ventas de bienes agropecuarios y la generación de créditos fiscales por compras de bienes y servicios, muchos de ellos gravados al 21%, genera en la mayor parte de los casos saldos técnicos a favor de muy difÃcil recuperación.
El productor agrÃcola paga 24% de cuando contrata un seguro agrÃcola y 21% cuando adquiere fitosanitarios, semillas y silobolsas. También paga el 21% de IVA cuando contrata servicios de acondicionamiento de granos, monitoreo, fletes, asesoramiento e intereses de deuda, entre otros Ãtems. Solamente la compra de fertilizantes y las labores agrÃcolas (siembra, cosecha, pulverización, etcétera) están equiparadas con un IVA del 10,5%. Los arrendamientos están exentos de IVA.

La diferencia entre el IVA de crédito menos la de IVA débito fiscal genera el denominado “saldo técnicoâ€. Cuando el IVA crédito es mayor al débito, al productor le queda saldo a favor inmovilizado en la Administración Federal de Ingresos Públicos, el cual solamente se puede recuperar aumentando el IVA de ventas dado que no está permitido computarlo con otros tributos o actividades gravadas.
Como la mayorÃa del IVA de compra se paga por adelantado y el IVA de venta se cobra después de cosechada la mercaderÃa, eso genera un costo financiero sobre el IVA, el cual se “financia†con capital de trabajo o bien con deuda bancaria, por lo que el IVA de compra termina generando también un costo financiero adicional, el cual, además, está gravado con una alÃcuota de 21% de IVA.
El problema de los saldos técnicos de IVA perjudica a quienes realizan una mayor inversión tecnológica (maÃz), a los que se encuentran en zonas más alejadas de los puertos (donde los rendimientos agrÃcolas suelen ser menos predecibles y variables) y a quienes resultaron afectados por desastres climáticos.