Tierra del Fuego libre de salmoneras: pero también de pseudo-empresarios que esquilman a la población argentina
Potencial desarrollo económico versus insensatez.
La mayor parte de los referentes polÃticos de Tierra del Fuego decidió alinearse con grupos ambientalistas que viene reclamando que se prohÃba la salminocultura en el sector argentino del Canal Beagle, una actividad que en Chile generó divisas por 2449 millones de dólares en el primer semestre de 2019, una cifra que más que duplica los dólares aportados por las exportaciones argentinas de carne bovina del perÃodo.
IncreÃblemente, mientras se instrumentan o convalidan esfuerzos por sepultar una actividad que podrÃa representar crecimiento económico y empleo genuino en la provincia más austral de la Argentina, muchos de esos mismos dirigentes han comenzado a realizar gestiones para extender por varias décadas más el régimen de promoción industrial que caduca en 2023.
El régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego permite que un pequeño grupo de pseudo-empresarios venda artÃculos digitales y electrodomésticos a precios exorbitantes, además de consumir un caudal excesivo de divisas, dado que importar piezas para ensamblarlas requiere mucho más recursos que importar el producto terminado desde el paÃs de origen.
Descartar un empleo genuino para pretender seguir viviendo del bolsillo cautivo del resto de los argentinos, en un contexto de crisis económica aguda que promueve destrucción de empresas y puestos de trabajo, es una actitud canallesca.
“Pero los salmones contaminan†es el credo de los ambientalistas. Como en todo sector, siempre existe una proporción de gente que hace las cosas mal. Esta semana, por ejemplo, la Superintendencia del Medio Ambiente de Chile presentó una denuncia contra la salmonera de capitales noruegos Nova Austral por sobreproducción e inadecuado manejo de mortalidades y residuos.
Más contaminante que la irresponsabilidad de algunos empresarios es pretender instalar la idea de que es posible vivir a costa de los demás sin que eso no represente un perjuicio para los afectados, la mayor parte de los cuales, recordemos, no tienen para comer o bien no llegan a fin de mes.
El coto de caza de las empresas integradas en la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales Electrónicas (Afarte, aunque bien podrÃa ser Afanarte) siempre se escuda, cuando se la cuestiona, en la preservación de los puestos de trabajo que generan las ensambladoras. Pero Tierra del Fuego tiene condiciones para crear empleos genuinos sin necesidad de seguir extrayendo recursos de la pauperizada población argentina.
El corralito tecnológico, además de impedir que los argentinos podamos contar con una gran diversidad de artÃculos a precios accesibles, impide una eventual integración comercial plena con China, por medio de la cual podrÃamos incrementar las exportaciones de productos agroindustriales a ese destino a cambio de importar, sin restricciones, productos digitales y electrodomésticos de la nación asiática.
Argentina, que en las charlas de café alardea ser el “supermercado del mundoâ€, en los papeles muestra un déficit comercial crónico con China, la principal potencia importadora de alimentos del mundo. Vergüenza.

Los chinos, por otra parte, nos vienen dando hace rato señales de que, si se dieran las condiciones adecuadas, podrÃan venir toneladas de inversiones chinas para fomentar el desarrollo del sector agroindustrial local. “Podemos pensar en la crÃa conjunta de cerdos en la Argentinaâ€, indicó Zou Xiaoli, embajador de China en la Argentina, durante una conferencia ofrecida en la última Expo Rural de Palermo.
Los fueguinos tienen pleno derecho de hacer lo que mejor les parezca con su territorio. Pero el resto de los argentinos también tenemos derecho a exigir que no nos roben más.
Ezequiel Tambornini