Aún falta resolver cómo se gestionará el impacto geopolÃtico de la crisis del coronavirus
Un aspecto crÃtico para el mercado global de granos.
Cuando en el 2002 comenzamos a escribir sobre China y organizamos un tour a la nación asiática en el 2004 para más de treinta productores agropecuarios, nuestra convicción era que se hacÃa indispensable conocer al paÃs que estaba por cambiar al mundo.
La historia “reciente†de China arranca en 1949 con el triunfo de Mao Tse Tung sobre Chiang Kai Schek y la instauración del comunismo en el gigante asiático. El fracaso estrepitoso de dicha idea se modifica cuando Deng Xiaoping toma el poder en 1978 y, manteniendo el sistema de partido único, con su famosa frase “no importa si el gato es blanco o negro sino que cace ratonesâ€, lanza a China a la economÃa de mercado.
Desde entonces rige el sistema de un paÃs con un partido único en el poder (el Partido Comunista Chino lleva ya más de 70 años) con una economÃa de tinte capitalista. Y sobrevino la explosión que en pocos años fue posicionando a China como una creciente economÃa a nivel global, con tasas de crecimiento por décadas de su PBI nunca vistas en la historia moderna y contagiando a otros paÃses del sudeste asiático.
Desde 1978 al 2018 China atrajo un total de 2 trillones de dólares en inversión extranjera directa para aprovechar esa apertura al mundo real. Casi un millón de empresas extranjeras se instalaron en ese perÃodo. En la actualidad, China comercializa con 230 paÃses/regiones y tiene firmados 17 Tratados de Libre Comercio.
La educación se basa en un sistema meritocrático. En 1978 sólo el 2% de la población accedÃa a una educación superior. Hoy lo hace el 48%. En el ranking de “ambiente de negocios†China escaló 32 puestos en el último año. Y tiene un superávit comercial anual con EE.UU. de nada más y nada menos que 375.000 millones de dólares (por ello la “guerra†de Trump).
Entre algunas de las “consecuencias†del crecimiento chino podrÃamos afirmar que paÃses de América Latina, Asia y Ãfrica han visto mejorar sus “términos de intercambio†gracias a la voracidad china por materias primas, mientras que las economÃas desarrolladas han podido mantener bajo control la inflación debido a los bajos precios de las manufacturas chinas. ¿O no es asÃ? Un cambio de paradigmas a nivel mundial absolutamente tremendo y desafiante.
AsÃ, por 19 años hemos estado interpretando que el mundo estaba asistiendo a un desafÃo por la hegemonÃa global al ingresar al siglo XXI. Bajo la convicción de que estábamos ante momentos “bisagra†en la historia de la humanidad.
Finalmente, comenzamos el 2020 con la novedad del coronavirus Covid-19 y, desde mediados de febrero, el tema ha sido, naturalmente, excluyente. RÃos de tinta opinando, justificadamente, sobre las consecuencias del flagelo. Crecientes discusiones –también procedentes– sobre el dilema salud versus economÃa. En fin, cuestiones vinculadas con las consecuencias del coronavirus.
También han surgido interrogantes: ¿Fue un accidente? ¿Fue algo premeditado por China?, ¿por EE.UU.? También estos interrogantes han sido planteados y son motivo de innumerables opiniones de muchos especialistas en temas vinculados con la geopolÃtica. En fin, cuestiones también vinculadas con las causas del coronavirus.
Ahora, serÃa prudente pensar en las consecuencias de la causa. Y no se trata de un juego de palabras. Hacemos referencia al mundo que sobrevendrá cuando se sepa (¿se sabrá alguna vez?) cual fue la causa del flagelo.
El reconocido escritor Graham Allison (también asesor de la SecretarÃa de Defensa de los EE.UU. desde Reagan hasta Obama) en su libro Destined for War (“Destinados a la Guerraâ€) se plantea si EE.UU. y China podrán “escapar†de la conocida trampa de TucÃdides. La misma explica las casi inexorables consecuencias de un fenómeno tan viejo como la historia cuando una nación intenta desplazar a otra en la lucha por la hegemonÃa mundial. El fenómeno se he verificado 16 veces en la historia en los últimos 500 años. Y doce veces se terminó en guerra, dice Allison. Su libro no pretende predecir el futuro: sólo quiere prevenirlo.
¿Hay lugar en la actualidad para una guerra convencional? La respuesta es no. La consecuente e inevitable segunda pregunta es: ¿será biológica? Aquà estamos hoy.
Cuando la cuestión sanitaria se vea superada y comiencen a multiplicarse las medidas para superar las consecuencias económicas globales del flagelo, ganará espacio el debate sobre las consecuencias de la causa.
Sobre las consecuencias del Covid-19 sobre la salud del planeta y/o sobre la economÃa mundial hemos escuchado y leÃdo muchas e interesantes explicaciones. Falta ahora ampliar el debate sobre la causa del flagelo para luego opinar sobre las consecuencias de la misma. Si la causa fue un accidente, la historia es una. Si no lo fue, las consecuencias de la causa abren tremendos interrogantes. ¿Podremos superar la trampa de TucÃdides?
El mundo no será el mismo si se comprobara (¿se podrá?) la culpabilidad de una u otra nación. PodrÃa reaparecer en su peor versión la guerra comercial EE.UU. versus China. Sin olvidar el tremendo déficit comercial de los estadounidenses y la encrucijada en que se verÃan muchos paÃses de peso en el mundo a la hora de tomar partido por una parte o por la otra.
Comprenderemos entonces que estábamos, nomás, viviendo años “bisagraâ€. Ya el mundo no será el mismo: comienza otra historia. Y seguramente con desafÃos más complejos que los imaginados.
Enrique Erize. Director de Nóvitas.