La receta del gobierno uruguayo: financiar la compra de semilla certificada para promover el crecimiento del sector agrÃcola
Altos niveles de legalidad.
En Uruguay –a diferencia de lo que sucede en la Argentina– el cobro de regalÃas por el uso de desarrollos genéticos y biotecnológicos en semillas no constituye un inconveniente.
En la campaña 2019/20 el 35% del área sembrada de soja por productores uruguayos correspondió a semilla certificada (“etiquetadaâ€), mientras que otro 48% fue “uso propio†con pago de regalÃas. Es decir: la proporción de semilla legal representó un 83% de la superficie nacional (1.083.000 hectáreas). En el caso del trigo la proporción en la última campaña fue aún mayor: un 95%.
El elevado uso de semilla certificada en Uruguay se explica porque el monto abonado por semilla original, multiplicado por 1.5, puede descontarse del Impuesto a la Renta (equivalente al impuesto a las Ganancias en la Argentina).
No se trata de un regalo: el objetivo final de tal polÃtica es incentivar el crecimiento de la productividad agrÃcola para promover una mayor recaudación e ingreso de divisas asociado al valor agregado generado por el crecimiento de la productividad.
El segundo dato es que en el mercado uruguayo la comercialización de semillas autógamas se realiza en el marco de un acuerdo denominado “valor tecnológicoâ€, por medio del cual el productor acepta pagar una regalÃa por el uso de semilla de propia multiplicación. El costo de la regalÃa en el caso de la soja –dependiendo del germoplasma y eventos incorporados– oscila entre 0,045 y 0,50 u$s/kg.
El organismo encargado de auditar el proceso es la Asociación Civil Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales (Urupov), la cual está integrado por las principales compañÃas semilleras que operan en el mercado oriental.
Al finalizar la cosecha, el productor debe informar los kilogramos guardados de cada variedad para “uso propioâ€. En caso de no guardar semilla, debe informar el destino que le dará a la misma. Un inspector de Urupov realiza una visita, después de la siembra, para confirmar cuánto se sembró de lo declarado como guardado; luego de esa verificación, el empresario recibe una factura con el monto correspondiente.

