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Insólito: el balance de Vicentin asegura que la venta de su participación en Renova a Glencore “hubiese permitido a la sociedad cancelar su deuda comercial”

Finalmente, ocho meses después de la solicitud de apertura del concurso preventivo de Vicentin SAIC, el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Distrito Judicial Nº 4 de Reconquista (Santa Fe) publicó el último balance de la compañía en el cual se indica que en el ejercicio finalizado el 31 de octubre de 2019 registró una pérdida neta de 52.536 millones de pesos con un patrimonio neto negativo de 17.502 millones de pesos.

Si bien la eliminación del diferencial de derechos de exportación para la harina y aceite de soja, junto con las particularidades de la campaña comercial 2019/20, perjudicaron el margen comercial de la compañía agroindustrial argentina, la mayor parte del agujero informado en el balance (-63.200 millones de pesos) corresponde a “resultados financieros por tenencia”.

No sólo no queda claro cuál es el origen de semejante pérdida, sino que el propio balance –firmado por W.H. Correa y Asociados y Mario Aníbal Sandrigo– indica que “la no apertura de los resultados financieros y por tenencia (incluido el resultado por exposición al cambio en el poder adquisitivo de la moneda o RECPAM), genera la imposibilidad de determinar las magnitudes reales de los diferentes componentes de los resultados financieros y por tenencia, ni tampoco las magnitudes nominales ajustadas por inflación de los mismos y el efecto del RECPAM sobre dichos resultados”.

El balance realiza un detalle de las dificultades que debió atravesar Vicentin SAIC en 2018 y 201, pero no explica cómo la compañía llegó a acumular una deuda concursal de 99.328 millones de pesos, los cuales, al momento de declararse en cesación de pagos el 5 de diciembre de 2019, era equivalente a 1595 millones de dólares.

El balance indica que Vicentin importó 323.661 y 1.050.000 toneladas de poroto de soja estadounidense en 2018 y 2019 respectivamente. “Para recibir y descargar tal flujo hubo que coordinar la logística de 40 barcos de ultramar, mediante el uso de tres puertos, dos de ellos preparados para esa operación –TPR y Vicentin–, en tanto que el de Renova debía transbordar (la mercadería) a barcazas previamente (para que la carga pueda ingresar a se puerto)”, explica el escrito.

“En todos los casos fueron necesarios alijes y maniobras en momentos en el que río (Paraná) no estaba preparado para tal flujo, que determinaron sobrecostos y mermas no previstas ni compensadas por el mejor rendimiento de la soja americana (que cuenta con un mayor tenor proteico)”, asegura.

“De la misma manera, el financiamiento del capital de trabajo durante el período de navegación generó un aumento de costos y un deterioro de la rentabilidad de la operación muy significativo”, añade.

El balance de Vicentin asegura que los mayores costos logísticos generados por la importación de soja estadounidense generaron una pérdida de 18 millones de dólares, mientras que las elevadas tasas de interés vigentes en el último tramo del gobierno de Mauricio Macri representaron una pérdida de 4,5 millones de dólares.

Por otra parte, el balance indica que la eliminación del diferencial arancelario de tres puntos en los derechos de exportación de la harina y aceite de soja respecto del poroto de soja sin procesar, instrumentado por el gobierno macrista en septiembre de 2018, hizo que la industria aceitera argentina perdiera competitividad frente a países importadores que “que aplican férreas medidas al ingreso de productos importados para la protección de su industria aceitera y procesadora de soja”.

“El efecto de esa medida provocó una caída general de los márgenes de molienda, especialmente devastadora en una sociedad como Vicentin, con una importante deuda estructural, una gran capacidad de molienda y costos fijos asociados, que debe asumir compromisos con anticipación para mantener la rotación y disponibilidad de sus líneas de crédito, aun cuando no cubriera sus costos de elaboración  más allá de su probada eficiencia y escala que en tales circunstancias juega totalmente en contra”, remarca el balance.

La ampliación de la planta de Timbúes de Renova –entonces una sociedad compartida entre Vicentin y Glencore– permitió incrementar de manera notable el volumen procesado de soja y girasol en 2019, pero el balance asegura que la operación de Renova no era rentable porque cargaba un costo de amortización de deudas de 8,50 u$s/tonelada procesada.

En cuanto a los créditos concedidos por el Banco Nación (BNA), el balance de Vicentin indica que se instrumentaron sobre un monto de hasta 300 millones de dólares aprobado en abril de 2018, el cual, convertido a pesos en las sucesivas devaluaciones realizadas en el transcurso de 2018 y 2019, se incrementaron de manera significativa en moneda argentina. La garantía de tales préstamos eran ventas al mercado interno realizadas por la fábrica de bioetanol de Vicentin –localizada en Avellaneda– y una hipoteca sobre la hilandería ubicada en Reconquista de Algodonera Avellaneda S.A.

El balance explica que la situación irregular respecto de la situación crediticia de Vicentin ante el BNA fue producto de la falta de previsión del impacto de las megadevaluaciones por parte del entonces directorio del BNA. Eso porque durante 2018 “el patrimonio neto del BNA no evolucionó de la misma manera que el tipo de cambio, por lo que la misma calificación que merecía la empresa por performance (300 M/u$s) excedía (a fines de 2018) la capacidad prestable de la institución en ese momento por aproximadamente 30 millones de dólares”.

El balance de Vicentin asegura que el directorio de la empresa “no conoció esa situación sino hasta pocos días antes del vencimiento de la línea (31 de julio de 2019), por cuanto los números del balance del BNA y sus relaciones técnicas no son de público conocimiento”. En ese marco, autoridades del BNA habían comenzado a implementar en el último cuatrimestre del año pasado un plan para regularizar la situación crediticia del Vicentin, el cual no llegó a instrumentarse porque la empresa entró en cesación de pagos a comienzos de diciembre de 2019.

“El mismo problema de la RPC (Responsabilidad Patrimonial Computable) que tenía el BNA frente a los márgenes de créditos en dólares, lo tenían todos los bancos nacionales, que al 30 de junio de 2019 ya habían reducido sus líneas en casi 40 millones de dólares. Después del resultado de las PASO (agosto de 2019), los retiros de argendólares en los bancos locales se agudizó a punto tal que se redujeron casi en un 30% en menos de un mes, generando en los bancos la necesidad de recuperar los dólares prestados, en algunos casos ofreciendo pesos a tasas realmente exorbitantes”, apunta el balance.

A pesar de las restricciones financieras, Vicentin SAIC –como el resto de las empresas el sector agroindustrial– debieron acelerar compras de granos a niveles inauditos ante al perspectiva (luego confirmada) de que el gobierno entrante de Alberto Fernández incrementaría los derechos de exportación agrícola.

En ese escenario, el balance explica que el directorio de Vicentin intentó refinanciar la deuda en divisas mantenida con entidades internacionales “hasta que se recupere la confianza en la economía nacional o bien los proyectos puestos en marcha comiencen a generar el retorno necesario”, pero esas acciones no pudieron concretarse.

La devaluación ocurrida en agosto de 2019, ocurrida luego de las PASO (elecciones primarias en las cuales quedó en evidencia una probable derrota del candidato y entonces presidente Mauricio Macri en el sufragio general de octubre de 2019), “generaron una pérdida por diferencia de cambio que, por el escaso margen de tiempo, impidieron el recupero vía actividad”.

En ese contexto, el balance señala que en el primer semestre de 2019 el directorio de Vicentin comenzó a mantener conversaciones con Glencore para vender su participación en Renova, lo “que hubiese permitido a la sociedad cancelar su deuda comercial y entrar en el 2021 en un proceso de reestructuración de su deuda financiera muy razonable si los resultados acompañasen (sic) el flujo futuro”.

“Lamentablemente, existía un share retention agreement (acuerdo de retención de acciones) que impedía la venta del 33,33% del porcentaje del paquete accionario, por lo cual sólo pudo concretarse la venta parcial del 16,67% libre, flujo que no resultó suficiente para responder a las expectativas de las productores, que en los últimos días anteriores al cambio de gobierno incrementaron sus ventas por temor a cambios en el nivel de retenciones” (sic).

Vale recordar que recién el 17 de diciembre de 2019, doce días después de declararse en cesación de pagos, Vicentin informó que transfirió un 16,67% de su tenencia accionaria en Renova a Renaisco BV afiliada de Glencore Agriculture.

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