Ganar-Ganar: los cortes “dormilones†en las carnicerÃas pueden ser la clave para contar con carne barata en las fiestas de fin de año
Una propuesta.
La carne vacuna siempre representó para gran parte de la sociedad argentina un artÃculo sensible: se dice comúnmente que “los gobiernos sobreviven si logran dominar el precio del verde y del asadoâ€.
En el contexto actual de subas nominales del precio de la hacienda gorda, es posible, sin embargo, sostener cortes a precios minoristas más accesibles para amplios sectores de la población muy golpeados por la crisis económica agravada por la pandemia de Covid-19.
El funcionamiento del sistema de carnes argentino se sostiene fundamentalmente gracias al enorme consumo interno, si bien en los últimos años creció de manera considerable el peso de la exportación en el negocio. Y la mayor parte de los consumidores argentinos se abastece de carne vacuna en carnicerÃas de barrio, sobre todo en las comunidades de las diferentes provincias argentinas, donde el carnicero suele establecer un relación de confianza con sus clientes, incluso actuando en muchas circunstancias como “financista†de sus vecinos.
El carnicero está habituado a ofrecer distintas ofertas en cortes de carnes en la diferentes épocas del año debido a que la dinámica del consumo es estacional en función no solamente de factores climáticos (¿quién quiere un estofado de osobuco con 40ºC a la sombra?), sino también de la coyuntura económica y el “estado de ánimo†presente en la comunidad a la que abastece. Pero la media res es siempre una sola y el carnicero está obligado a vender hasta el último gramo de carne si quiere seguir en el negocio.
Esa exigencia (y desafÃo cotidiano) que tienen los carniceros se puede aprovechar para cumplir con el mandato que tiene el actual gobierno nacional de brindar cortes populares baratos a la población. Para eso serÃa necesario sistematizar las ofertas, darles un marco institucional y no poner trabas burocráticas ni subsidiarias de ningún tipo.
Por ejemplo: hoy se podrÃa hacer una grilla con algunos cortes, como paleta en sus variantes, pecho, falda, asado o costilla, y colocarlos a un valor minorista promocional de 350 $/kg en el marco de una promoción realizada por la SecretarÃa de Comercio de la Nación, lo que beneficiarÃa a muchas carnicerÃas de barrio que tienen, por factores estacionales, problemas para lograr vender esos cortes o bien que tardan demasiado tiempo en salir.
Para eso se podrÃa implementar un programa voluntario, por medio de una inscripción vÃa el sitio de la Afip, para aquellas carnicerÃas que estén dispuestas a ser parte del mismo; en contraprestación, el Estado –utilizando sus recursos comunicacionales– simplemente difundirÃa públicamente las bocas de expendio en las cuales el público podrÃa encontrar los cortes a precios muy accesibles.
No es necesario armar programas estridentes ni emplear recursos públicos para distribuir productos: con la estructura comercial presente en el sector privado y una buena campaña de comunicación, en el marco de acuerdos voluntarios, se puede lograr contar con cortes baratos a semanas del inicio del perÃodo de las fiestas de fin de año.
Tampoco hace falta subsidiar a ningún frigorÃfico ni supermercado, los cuales, en caso de considerarlo conveniente, también podrÃan incorporarse al programa voluntario para poder despachar cortes de baja circulación a una mayor velocidad.
Esa campaña, además de beneficiar a la población, permitirÃa también premiar a los comerciantes inscriptos (que son muchos). Se trata de buscar alternativas creativas que dinamicen la actividad al aprovechar las fortalezas presentes en la cadena de ganados y carnes.
Carlos Federico Kohn. Asesor de empresas ganaderas y frigorÃficos. Empresario de la carne. Docente en la Universidad de San Pablo (Tucumán)