Feliz Día de la Soberanía: ¿Qué festejan hoy los argentinos?
A 175 años de la Batalla de la Vuelta de Obligado
Hoy en la Argentina es el Día de la Soberanía Nacional en conmemoración de la Batalla de la Vuelta de Obligado, la cual, librada el 20 de noviembre de 1845 por un ejército dispuesto por Juan Manuel de Rosas, terminó en una derrota militar.
Una poderosa escuadra anglo-francesa, las principales potencias de la época, aniquilaron a 250 integrantes de las fuerzas comandadas por el general Lucio N. Mansilla –designado por Rosas–, mientras que las bajas de los invasores fueron de apenas 26 hombres.
Sin embargo, constituyó un hecho histórico clave porque, a pesar de la enorme brecha económica y tecnológica existente entre las fuerzas militares de ambos bandos, la derrota permitió evidenciar que los integrantes de la Confederación Argentina estaban dispuestos a hacer lo que fuese necesario –incluso morir– para preservar su soberanía.
Luego de 175 años, deberíamos preguntarnos qué estamos haciendo los herederos de esa batalla para conservar la soberanía, es decir, la posibilidad de tomar decisiones en base a criterios propios sin interferencias externas.
Si conservar la soberanía implica endeudarse hasta el límite de las posibilidades sin ordenar las cuentas públicas, reventar las reservas internacionales del Banco Central (BCRA), recurrir a un prestamista de última instancia (Fondo Monetario Internacional) y establecer tasas de interés propias de una economía en guerra que propicien el cierre de miles empresas y negocios, entonces vamos por buen camino.
Si consolidar la soberanía implica aceptar sin chistar los dictados de un organismo internacional para congelar completamente la actividad económica y terminar de liquidar a los que lograron sobrevivir al tsunami financiero, promoviendo, de paso, abusos de todo tipo en jurisdicciones gobernadas por señores feudales que ejercen su autoridad como si fuesen los presidentes de territorios independientes, entonces vamos en la dirección correcta.
Mientras las naciones vecinas –como Uruguay y Brasil– seguramente miran con recelo los logros obtenidos por la Argentina, aquí, más allá de todas las dificultades, podemos gritar con orgullo ¡Viva la soberanía!
Ezequiel Tambornini
